Lo que interesa

Gracias a la generosa aportación de miles de españoles, que han adquirido una vivienda por la que han pagado un 30% más de su valor real (según expertos de la OCDE, la vivienda en España está sobrevalorada en un 30%), algunos empresarios del ladrillo han escalado una barbaridad de puestos entre los mayores multimillonarios del planeta, según la revista Forbes. Ahora ya tenemos un nutrido grupo de representantes entre la crème de la crème de las fortunas mundiales. ¡Qué honor! Tampoco se quedan atrás los bancos, si de ganancias hablamos, todo gracias al esfuerzo continuado de los cientos de miles de endeudados con eternas hipotecas. ¡Qué interesante! A cambio, miles de jóvenes con imposibilidad de independizarse, miles de jóvenes y menos jóvenes que deben compartir espacios minúsculos para sobrevivir y tener donde caerse muertos, miles de familias endeudadas de por vida, con la constante amenaza del embargo. Un problema real, que afecta a millones de españoles y que parece no interesar a nadie; o tal vez no interesa que interese. Mientras, un problema que afecta a una sola persona ha pasado a ocupar la primera preocupación nacional, el problema por excelencia, a cuyo lado todo lo demás queda en un segundo plano. ¿Dónde y en qué condiciones va a pasar los meses que le quedan de condena un etarra asesino? Interesa que interese. ¿Estamos locos? No. Como siempre que se acercan elecciones, interesa lo que interesa y lo primero es lo primero.