Equilibrio y economía
El Epica es el primer turismo con motor turbodiésel que vende Chevrolet en Europa y ofrece un funcionamiento equilibrado en todo, sin grandes virtudes, pero también sin carencias importantes, salvo el ESP, que estará disponible en otoño.
El diseño exterior prima la aerodinámica con un parabrisas muy tumbado, pero no aporta nada especial que le distinga, salvo la vistosa cruz de Chevrolet en la parrilla. Por dentro tiene un aspecto moderno y cuidado, e incluye soluciones poco habituales en los coches coreanos, como el radio-CD y los mandos de la climatización integrados en la consola central. En cambio, el acceso a las plazas traseras no está bien resuelto y obliga a levantar las piernas más de la cuenta.
Turbodiésel con sólo cinco marchas
El motor turbodiésel del Epica procede de Detroit Diésel y se ha puesto a punto en General Motors. Es un propulsor moderno que incluye avances como raíl común y turbo variable, y rinde 150 CV. Va acoplado a un cambio manual de sólo cinco marchas, que es el único detalle superado de este coche, porque prácticamente todos los de su categoría tienen ya seis marchas. Pero ofrece un accionamiento correcto y preciso, aunque no destaca por su rapidez.
A pesar de esta carencia, el Epica mueve con brío el peso y tiene unas marchas bien escalonadas que permiten sacar partido al motor. Llanea a punta de acelerador, gana velocidad incluso en las subidas y adelanta sin apuros. Sólo en ciudad y carreteras viradas se echa de menos más fuerza por debajo de 2.000 vueltas, porque exige reducir más a menudo de lo deseable en las esquinas de las calles y en las curvas más cerradas.
Por lo demás, está bien insonorizado, tanto la mecánica como la rodadura, y a pesar de no tener sexta marcha los consumos, muy ajustados, son uno de sus puntos fuertes. Gasta algo más de seis litros en conducción tranquila y sólo pasa de ocho estirando las marchas y en tráfico urbano denso.
Buen compromiso de suspensiones
El comportamiento dinámico es otro aspecto bien resuelto. La suspensión trasera multibrazo y los amortiguadores de gas ayudan a ofrecer una estabilidad noble y eficaz en todos los trazados manteniendo un confort notable. Absorbe bien los baches, transmite sensación de consistencia en asfaltos deteriorados y da confianza al conductor, porque obedece con docilidad y es fácil de conducir.
En trazados amplios y autopista se viaja descansado a buen ritmo, y en las carreteras más sinuosas balancea sin excesos, aunque acusa algo más su tamaño e invita a no forzar la conducción. En cambio, sorprende que no pueda llevar el control de estabilidad ESP ni como opción, aunque Chevrolet asegura que se incluirá de serie en toda la gama a partir de septiembre. Al menos, las reacciones son nobles y no provocan sorpresas, y los frenos paran bien el peso sin acusar la fatiga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.