Manifestantes de extrema derecha se enfrentan a la policía en Budapest
Mil 'ultras' causan disturbios al término de una gran marcha pacífica
Cerca de un millar de ultras de extrema derecha se enfrentaron ayer a la policía en Budapest al término de una manifestación pacífica que reunió a unos 100.000 húngaros, que pedían la dimisión del primer ministro, Ferenc Gyurcsany. Los disturbios, que se saldaron con cinco heridos y decenas de detenidos, trajeron a la memoria los producidos en septiembre pasado, cuando Gyurcsany admitió haber mentido sobre el estado de la economía.
La manifestación convocada por la oposición, la mayor desde que en otoño pasado se emprendiera una campaña para exigir la dimisión del primer ministro socialista, fue pacífica. La marcha coincidió con los actos de la fiesta nacional de Hungría, que conmemora el levantamiento de 1848 contra el dominio de los Habsburgo. Sin embargo, el alcalde de Budapest, el liberal Gabor Demszky, aliado de Gyurcsany, tuvo que protegerse con un paraguas de los huevos que le arrojaron algunos manifestantes durante su discurso.
Los disturbios comenzaron cuando se conoció la detención de György Budaházy, un radical buscado por la policía acusado de dirigir el asalto al edificio de la televisión pública en septiembre pasado. Hacia las seis de la tarde, unas 4.000 personas se dirigieron hacia el edificio de la Oficina Nacional de Investigaciones, adonde había sido trasladado Budaházy, y exigieron su liberación. Después, algunos de ellos se dirigieron hacia el centro de la capital húngara, quemando automóviles y cubos de basura.
Unos mil ultras se enfrentaron a los agentes en el centro de Budapest, donde levantaron barricadas y lanzaron piedras, botellas y diversos objetos. La policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes. Según varios testigos, los radicales atacaron a varios fotógrafos.
Los enfrentamientos se saldaron con cinco heridos leves, cuatro de ellos policías, según el portavoz de las fuerzas de seguridad, Pal Györfy. En los disturbios de septiembre y octubre pasados, resultaron heridas unas 800 personas.
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