La comedia de acceder a una vivienda
La eterna adolescencia a la que se ven obligados los jóvenes al no poder acceder a una vivienda propia y la soledad de los ancianos son los temas de actualidad sobre los que se articula Un buen día lo tiene cualquiera, segundo largometraje del director vizcaino Santiago Lorenzo, una comedia que se presentó ayer a concurso en la sección oficial del Festival de Málaga-Cine Español.
Arturo (Diego Martín), que en los años 90 triunfó con una empresa de tele-venta de artículos variopintos, lo pierde todo y, aconsejado por su amigo Joaquín (Roberto Álamo), se acoge a un plan municipal para vivir junto a un anciano, Onofre (Juan Antonio Quintana), con el fin de conseguir un alquiler de sólo cuarenta euros mensuales.
Según Lorenzo, concibió el guión de la película a partir de vivencias personales, ya que "si escribes sobre algo que has padecido, llenas los folios más rápido", dijo. Diego Martín, rostro conocido por su papel en la serie Aquí no hay quien viva, explicó que había visto la ópera prima de Lorenzo, Mamá es boba, y que cuando leyó el guión de esta nueva historia quedó "traumatizado", lo que le llevó a aceptar protagonizar la historia. "Me atrajo el mundo de Santiago, absolutamente intransferible y único, que no llega a ser surrealista, sino que es un género en sí mismo", señaló el actor. Por su parte, el veterano Juan Antonio Quintana dijo: "Soy un actor de teatro fascinado durante toda la vida con el cine, que era mi asignatura pendiente". Quintana afirmó que su papel había sido muy agradecido "pues el personaje permite conjugar lo teatral y lo cinematográfico". "Está al filo de lo imposible. Es como una especie de monstruo, pero también un ser humano enfermo de soledad".
Junto a ellos se encuentran en el reparto María Ruiz, Ana Otero y Antonio Molero, que se vieron atraídos por el proyecto. Otero indicó que su papel era "un respiro después de un año y medio con un personaje dramático en televisión", donde interpreta a la exitosa empresaria Paloma en la serie Amar en tiempos revueltos que emite TVE. Por su parte, uno de los productores del filme, Eduardo Torallas, apuntó que "el cine de Santiago tiene un valor anticipatorio a los movimientos de la vida como ya reflejó en su película Mamá no es boba, que advertía el advenimiento de la telebasura".
De hecho, resaltó que "las grandes dimensiones del cine están en las obras sin que los directores lo busquen".
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