El Parlamento británico respalda renovar los submarinos nucleares
La iniciativa de Blair se aprueba pese a la fuerte oposición de su partido
Los Comunes aprobaron ayer por 409 votos a favor y 161 en contra la propuesta de renovar el programa de submarinos nucleares británicos Trident. Pese a la amplitud de la victoria, más de 90 diputados laboristas votaron en contra, en el mayor acto de rebeldía parlamentaria desde la votación sobre la guerra de Irak, en marzo de 2003, rechazada por 138 laboristas. El calibre de la rebelión pone de relieve la debilidad de Tony Blair.
El problema para Blair es que si los conservadores hubieran votado en contra, el Gobierno habría perdido la votación. Pero la cuestión del desarme nuclear ha sido siempre un tema muy sensible en el Partido Laborista, y muchos de los rebeldes de ayer estaban votando genuinamente contra la propuesta y no específicamente contra Blair. Más que debilitarle, lo que demuestra el resultado es lo débil que está el primer ministro en sus últimos meses de mandato.
Antes del debate parlamentario consagrado a la renovación del programa, Blair abordó el asunto en la habitual sesión de control de cada miércoles. "Creo que lo más adecuado es que tomemos hoy la decisión de empezar los trabajos para reemplazar los submarinos nucleares Trident", dijo. "Creo que es esencial para nuestra seguridad en un mundo lleno de incertidumbres. Es importante que reconozcamos que, aunque es imposible predecir el futuro, lo único cierto... es lo impredecible que es", añadió.
Como ocurriría minutos después en el debate parlamentario, Blair contó con el apoyo del principal partido de la oposición. "Reemplazar el mecanismo disuasorio nuclear es de interés nacional. La decisión se ha de tomar ahora", le respaldó el líder del Partido Conservador, David Cameron.
El primer ministro quiso contentar a un sector de diputados laboristas que se resistían a apoyar al Gobierno en esta cuestión, pero pedían garantías de que el asunto volvería a plantearse más adelante en el Parlamento. Pero no llegó a comprometerse a plantear una nueva votación en el futuro y se limitó a dejar claro que cualquier Gobierno tiene potestad para dar marcha atrás aunque se aprobara ahora la decisión: "Está claro que este Gobierno no puede obligar en sus decisiones a los próximos parlamentos. Cuando se llegue a próximos estadios del programa, en 2012 o 2014, el Parlamento siempre es libre de tomar otra decisión".
La ministra de Exteriores, Margaret Beckett, que abrió el debate parlamentario, insistió en que la decisión de reemplazar los submarinos nucleares tenía que tomarse ahora porque el diseño y construcción de las nuevas unidades tardará 17 años en completarse. El argumento político es que es imposible saber qué ocurrirá en el futuro y qué amenazas deberá afrontar Reino Unido. Aunque las armas nucleares británicas hace años que no apuntan a nadie, "existe el potencial de que emerjan amenazas nucleares", afirmó la ministra. Beckett rebatió con énfasis el argumento de que Reino Unido no hace más que alentar a países como Irán o Corea del Norte a proseguir su carrera nuclear al no sentar el ejemplo de renunciar a su programa. La ministra aseguró que el desarme británico no iba a disuadir a esos países.
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