El presidente de México advierte a Bush que la emigración se frena con desarrollo
"Es más eficaz construir un kilómetro de autopista que 10 de muro fronterizo", dice Calderón
El presidente de México, Felipe Calderón, pidió ayer a su homólogo de Estados Unidos, George W. Bush, intercambio económico y cooperación en el desarrollo, y no un muro, como medios para acabar con la emigración ilegal. El presidente Calderón demandó esfuerzos serios de Estados Unidos en ésa y en otras materias si quiere convencer a los mexicanos y a los latinoamericanos de que esta gira de Bush por América Latina, que acaba hoy, representa la prueba de un reencuentro con sus vecinos del sur
"Nosotros consideramos, con todo el respeto, que se puede contener más eficazmente la emigración construyendo un kilómetro de autopista en Michoacán o en Zacatecas que 10 kilómetros de muro en la frontera", declaró el presidente mexicano al inicio de una maratoniana jornada de negociaciones que dejó claras la intensidad y las dificultades de las relaciones entre los dos grandes vecinos de Norteamérica.
Calderón dijo que aceptaba el derecho de las autoridades estadounidenses a proteger su territorio como consideren necesario, y aseguró que su Gobierno hará lo que esté en su mano para evitar el tráfico de seres humanos hacia el norte, pero advirtió que "la emigración no se puede parar por decreto".
"Respeto sus puntos de vista", respondió Bush, quien recordó que en varias ocasiones ha sostenido que "los valores familiares no se pueden detener en el río Grande" y que "hay muchos decentes, honorables trabajadores de México que quieren mejorar sus vidas junto a sus familias". Para ello, el presidente estadounidense prometió "trabajar tan intensamente como sea posible para conseguir la aprobación de una reforma migratoria de carácter integral".
Todo el tiempo que ayer dedicaron a conversar los dos presidentes y todas sus coincidencias personales -ambos son ex alumnos de Harvard, conservadores y promotores del libre mercado- pueden ser insuficientes para eliminar las enormes diferencias políticas en estos asuntos. Calderón ha denunciado en varias ocasiones que la construcción de un muro de unos 1.000 kilómetros en una parte de los 3.000 kilómetros de frontera común, así como el despliegue de la Guardia Nacional para reforzar a la policía migratoria, constituye un mensaje de alejamiento con América Latina que no se soluciona con las promesas de Bush en esta gira.
El presidente Bush defendió el lunes en Guatemala la construcción del muro como parte de su amplia reforma migratoria. "Tenemos una larga frontera que tiene que ser protegida", dijo, "no sólo para parar a los coyotes [los traficantes de emigrantes ilegales], sino para contener el narcotráfico, parar potenciales terroristas y detener el tráfico de armas". Bush trató de convencer a Calderón, en la primera cumbre entre ambos, de que la construcción del muro es imprescindible para ganar el voto de los congresistas más remisos a las reformas migratorias.
Programa de legalización
Bush pretende, como parte de esas reformas, la aprobación de un programa de legalización de algunos de los 12 millones de inmigrantes ilegales (la mitad de ellos mexicanos) que se calculan actualmente en EE UU. "No va a haber amnistía", explicó Bush en Guatemala, "no va a haber ciudadanía automática. Tampoco es viable tratar de echar a todo el mundo del país. Eso no es posible. Voy a trabajar con el Congreso para tratar de encontrar una solución intermedia".
Bush pretende que las reformas migratorias sean aprobadas por el Congreso antes del verano, pero las probabilidades de que eso ocurra son inciertas. Cuesta imaginar las razones por las que un presidente republicano en la recta final de su mandato pueda ahora convencer a un Congreso controlado por los demócratas de que le apruebe una polémica reforma que no le aprobó antes el Congreso de mayoría republicana. Esta reforma ha encontrado hasta ahora la resistencia de los congresistas, sobre todo republicanos, que creen que se trata de abrir una puerta falsa para la legalización de trabajadores ilegales.
Felipe Calderón apoyó ayer esa reforma y le deseó a Bush la mejor suerte en su negociación en el Congreso. Al mismo tiempo, advirtió al presidente estadounidense que se juega mucho en esta etapa en su relación con México y Latinoamérica.
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