_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sáhara

Rosa Montero

He aquí que Zapatero se ha echado en brazos de Marruecos y se ha puesto a darse besos de tornillo con ese régimen tan fino, tan moderno y tan democrático. Más aún: nuestro hombre ha respaldado con entusiasmo el plan alauita de autonomía del Sáhara. Ante lo cual los saharauis, haciendo gala una vez más de su ponderación y su cintura diplomática, de esa civilizada sensatez que es justamente lo opuesto a la barbarie terrorista, se han limitado a "lamentar la precipitación del Gobierno español para apoyar el plan marroquí", en vez de acordarse de los antepasados de Zapatero y de paso de las madres de todos nosotros, como sería lo propio ante semejante muestra de oportunismo político y de lastimoso abandono de nuestras responsabilidades. Como los saharauis dicen (pero casi ningún medio recoge), un proyecto de autonomía para el Sáhara Occidental no tiene base legal, porque ese territorio no es una provincia marroquí. Y la posición de Zapatero, añaden, no hace más que alentar "las ambiciones expansionistas marroquíes en detrimento de la legalidad internacional". Además, añado yo, de dejar a los pobres saharauis aún más inermes ante la ferocidad represiva de Marruecos.

Ciertamente asombra que este Zapatero tan preocupado por atender las ansias nacionalistas de todo pichichi, resulte estar de repente sordo como una tapia cuando se enfrenta no ya a una reivindicación de independentismo, sino a un caso ejemplar de territorio ocupado ilegalmente por un país vecino. Los saharauis fueron invadidos, perseguidos, bombardeados por los marroquíes. Y hay resoluciones de la ONU que les amparan. Se diría que todo eso se lo pasa Zapatero por el talante. Tampoco acabo de entender que nuestro paladín de las civilizaciones aliadas dé la espalda de manera tan olímpica a un pueblo islámico moderno que apuesta por la vía diplomática y no por el terrorismo. Qué malísimo ejemplo estamos dando cuando no escuchamos a los pacíficos. Claro que tampoco estamos haciendo gran cosa por otras víctimas, las de la dictadura cubana. También ahí estamos extrañamente tibios, extrañamente dudosos, demasiado cerca de los verdugos. Es una política internacional desconcertante.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_