Los candidatos franceses a la presidencia tratan de capitalizar la despedida de Chirac
Los franceses se levantaron ayer con la sensación de que se cerraba una época y ante ellos se abría, en forma de convocatoria electoral, la primera pregunta de cómo afrontarán un futuro que todos creen incierto. La vibrante, sentimental y patriótica alocución del jefe del Estado saliente, Jacques Chirac, el domingo por la noche, se evidenciaba el lunes por la mañana falta de contenido. Los líderes políticos y aspirantes a sucederle en el Elíseo alabaron su retórica, pero evitaron identificarse con él. Sólo el ultraderechista Jean Marie Le Pen fue fiel a sí mismo. "Ha sido el peor presidente de la historia de Francia", dijo.
La advertencia de Chirac contra "los extremismos" y "el rechazo del otro", justo cuando la campaña de Nicolas Sarkozy se abría directamente al electorado de extrema derecha con su promesa de crear un Ministerio de la Inmigración y la Identidad Nacional, ha quedado flotando en el ambiente, más incluso que el hecho de que el jefe del Estado evitara darle su apoyo.
El ministro del Interior que no quiso hacer comentarios el domingo por la noche, declaró ayer que no se siente el heredero de nadie. En Francia -"donde se corta la cabeza a los reyes"- no funciona este sistema, dijo. "Fue un momento emocionante, digno y sincero", se limitó a señalar el candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Y añadió: "Yo ya sabía lo que iba a decir anoche y sé también lo que pasará luego".
La sorpresa llegó de donde menos se esperaba. Su gran rival, el primer ministro Dominique de Villepin dijo que estará con Sarkozy "para defender los ideales de nuestra familia política" y que a pesar de las diferencias que han tenido durante todos estos años, le apoyará "porque es el ideal de nuestra familia política y éste es mi compromiso". "Hemos estado juntos en el Gobierno y estaremos juntos en esta batalla", añadió.
Fuentes del palacio del Elíseo señalaron ayer que Chirac no se pronunciará sobre el candidato de su preferencia hasta que se hagan públicas las listas oficiales de candidatos el próximo día 19 de marzo. La alocución del jefe del Estado batió todos los récords de audiencia de la televisión. Su mensaje fue retransmitido por numerosas emisoras de radio, así como por las cuatro principales cadenas de televisión que ayer anunciaron haber conseguido una audiencia conjunta de 22,2 millones de espectadores.
Desde la oposición socialista no dudaron en utilizar las palabras de Chirac contra Sarkozy, que según el primer secretario François Hollande no eran sino "llamadas al orden" porque el jefe del Estado sabe "de qué es capaz" el ministro del Interior. Ségolène Royal, por su parte, reaccionó la misma noche del domingo señalando las carencias de la larga estancia en el poder de Chirac.
El centrista François Bayrou, sin embargo, pareció querer subirse al impulso dejado por el presidente, de cuya intervención dijo que es "el hilo conductor de lo que se debe hacer en Francia".
Los sondeos aparecidos ayer insisten en la carrera a tres que ha quedado dibujada durante las últimas dos semanas. La encuesta de TNS-Sofres-Unilog para el diario Le Figaro pone en un pañuelo a Sarkozy, Royal y Bay-rou a los que atribuye, por este orden, una intención de voto en la primera vuelta del 27%, 25,5% y 23%.
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