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Las elecciones locales rusas se perfilan como la reválida de Putin

Las elecciones locales que se celebraron ayer en Rusia, y que según todos los pronósticos confirmarán el poder del Kremlin, son vistas como un ensayo general de las parlamentarias de diciembre próximo. En San Petersburgo, la ciudad de Vladímir Putin y el lugar donde podría instalarse el presidente el próximo año, cuando acabe su segundo mandato, los comicios están marcados por la polémica en torno a los megaproyectos, como la gigantesca torre de Gazpromneft, la corrupción y el aplastamiento de la oposición, personificada por el partido Yábloko.

Las autoridades locales han aprovechado las posibilidades que les da la nueva Ley Electoral para eliminar a Yábloko de los comicios, una venganza por las duras críticas que hace este partido a la actual Administración y su oposición a la construcción de La Mazorca, como llaman los petersburgueses a la torre de 400 metros que el gigante ruso piensa construir.

Yábloko, como muchísimos petersburgueses, se opone a la torre, pero no sólo por razones estéticas. El dirigente local de este partido, Serguéi Guliáyev, considera el proyecto un escandaloso robo al presupuesto urbano: la ciudad devolverá a Gazprom el coste de la construcción de la torre y durante una década dará a la gigantesca empresa energética una subvención anual de 6.000 millones de rublos (más de 174 millones de euros), lo que significa devolverle más del 90% de los impuestos que pagará el monopolio.

Intereses económicos

Guliáyev también se opone a otros proyectos, como la asimilación de 500 hectáreas ganadas al mar donde funcionará una nueva terminal portuaria de pasajeros, o la construcción del barrio La Perla China. Detrás de estos planes están los intereses económicos de ciertas familias que hoy gobiernan la ciudad, sostiene. Opinión que comparte el candidato comunista, Serguéi Sverchkov. Baste decir que Serguéi Matviyenko, hijo de la gobernadora de San Petersburgo, es vicedirector general de bienes raíces en un banco local, y que el vicegobernador Yuri Molchánov, antes de ocupar el actual cargo, era un magnate de la construcción.

"La actual Administración local está impregnada de corrupción", resume Sverchkov, cuyo partido puede verse favorecido con la prohibición de Yábloko. Los comunistas, que no tienen representación en la asamblea urbana, quizá la obtengan ahora gracias a que muchos partidarios de Yábloko optarán por el mal menor y votarán comunista para que en el Ayuntamiento haya por lo menos un partido opositor.

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Pero nadie duda de que los vencedores de los comicios serán los dos partidos pro-Putin: Rusia Unida, que domina el Parlamento y la mayoría de las asambleas provinciales, y Rusia Justa, surgida de la unión de tres partidos pequeños y que se define de izquierda para quitarle votos a los comunistas. El apoyo de los rusos al Kremlin tiene una base objetiva, ya que en los últimos años ha habido una sustancial alza del nivel de vida.

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