Cuando lo simple se hace complicado
La Diagonal de Barcelona, en su extremo sur, es una de las principales vías de entrada a la ciudad. Hasta llegar a la plaza de Francesc Macià tiene sólo dos vías disuasorias: la avenida de Gregorio Marañón, que lleva el tráfico hacia L'Hospitalet, Sants y la avenida de Madrid; y la calle de Numància, que permite el desvío hacia el Eixample.
En esta confluencia coinciden varios aspectos que dan al cruce una problemática peculiar. Los coches que vienen por la Diagonal pueden girar hacia la derecha y tomar Numància tanto desde el lateral mar de la avenida como desde las calzadas centrales. Para que los de la calzada central puedan girar, tienen que parar los de la lateral y el tranvía. No son giros fáciles por lo que, con frecuencia, los coches se quedan parados en medio, interrumpiendo el tráfico del tranvía.
Cuando se puso en funcionamiento el tranvía, la ATM (Autoridad del Transporte Metropolitano) propuso al Ayuntamiento de Barcelona un cambio en el tráfico. Se trataba de sacar los autobuses, que funcionan todos por la Diagonal, y hacerlos pasar por la calzada central con un carril para el transporte público. A cambio, los vehículos privados serían desviados hacia el lateral. Esta solución tenía la ventaja de que cuando el semáforo se pusiera verde todos los vehículos podrían moverse hacia Francesc Macià, mientras que ahora, cuando pasan los del centro tienen que parar los del lateral y viceversa.
Además, la solución propuesta por la ATM facilitaba el intercambio de pasajeros entre el tranvía y los autobuses, ya que las paradas podían ser coincidentes. Ahora los pasajeros de los autobuses tienen la parada en la acera del lado mar, pero para tomar el tranvía tienen que cruzar el lateral.
El Ayuntamiento de Barcelona rechazó en su día la propuesta, añadiendo que la reconsideraría. No lo ha hecho ni piensa hacerlo, según aseguró un portavoz municipal. Los problemas que pueda tener el tranvía (transporte público que queda con frecuencia interrumpido por coches que se paran en su vías al no poder pasar y que tiene que parar también para dar paso a los que giran del centro) no le parecen relevantes al municipio. El portavoz de Vía Pública, cuyo responsable es el concejal Ferran Julián, se limitó a asegurar: "El giro es necesario".
Quienes frecuentan la zona (hay diversas empresas y centros comerciales con un flujo considerable de empleados y clientes) creen que las cosas podrían ser más fáciles de atenderse la propuesta de la ATM. Sus responsables de entonces creían que detrás de la negativa municipal estaba la voluntad de entorpecer el acceso al tranvía y potenciar el uso de los autobuses, vinculados al Ayuntamiento de Barcelona.
Para quejas en esta sección diríjanse a catalunya@elpais, a la atención de Francesc Arroyo.
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