Paliza policial a una joven negra
Una cámara fue testigo muda del ataque de un agente a una chica de 19 años en el Reino Unido
Toni Comer es una chica de 19 años que desde que quedó embarazada de su primer hijo -que tiene ahora dos años- ha sufrido 20 ataques de epilepsia. En julio pasado se tomó un par de copas más de la cuenta y la echaron de un club nocturno llamado Niche, en Sheffield. Ella no recuerda lo que pasó después, pero una cámara de seguridad instalada en la parte trasera del local se ha convertido en su memoria y en mudo testigo de la brutal paliza que le propinó un policía mientras, con la ayuda de otro agente y un guardia de seguridad, le intentaba poner las esposas.
La joven cree que en aquel momento, mientras ella pataleaba en el suelo y el policía le propinaba cinco puñetazos seguidos, cinco puñetazos terribles, estaba sufriendo un ataque de epilepsia. Admite que aquella noche bebió demasiado coñac y que se puso agresiva en la discoteca. Que hicieron bien en echarla del local y que ella causó daños en un coche que estaba aparcado en el patio trasero, una falta leve por la que ha tenido que compensar con una suma equivalente a 375 euros al propietario del vehículo. Pero no admite el trato que le dispensó la policía.
Las imágenes, obtenidas por una revista local y divulgadas por el diario The Guardian a través de Internet, han evocado las que hace casi dos decenios provocaron una revuelta racial en Los Ángeles: no por la escandalosa paliza propinada por un grupo de policías blancos a un detenido negro, Rodney King, sino porque los policías fueron absueltos a pesar de que todo el mundo había podido ver sus abusos, filmados por un transeúnte. Los abusos del agente Anthony Mulhall también han podido ser vistos por todo el mundo, y el caso lleva camino de acabar como el de Los Ángeles. La policía de Sheffield ha dado por buena la versión del agente, que ha sido trasladado a un servicio sin contacto con el público, pero ni siquiera ha sido suspendido.
Las imágenes, sin embargo, parecen cuestionar la versión del agente. Todo empieza a las 2.17 de la mañana de una noche de julio. Toni Comer escapa por una escalera de incendios para no ser atrapada. El agente corre detrás de ella, desaparecen de la imagen y reaparecen medio minuto después. Toni, rodeada ahora por dos agentes y un guardia de seguridad, parece tranquila. Pero cuando se queda de nuevo sola con Mulhall intenta escapar y ambos caen por las escaleras. El agente la sujeta en el suelo con su cuerpo y enseguida tiene ayuda de nuevo. Es entonces cuando la menuda Toni está sujeta por tres hombretones y apenas puede mover las piernas, cuando el agente le propina cinco puñetazos consecutivos.
"Estaba pataleando, escupiendo e intentaba morderme, intentaba agarrarme por los genitales", explica el agente en su informe. "Tuve que utilizar la fuerza bruta", se justifica. Muchos creen que su uso de la fuerza fue demasiado bruto.
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