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Reportaje:Fútbol | Batalla campal en Mestalla

Una progresión violenta que acabó en vergüenza

Navarro no se explica su reacción al propinar un puñetazo a Burdisso que desató toda la agresividad contenida entre el Valencia y el Inter

Juan Morenilla

El final del encuentro entre el Valencia y el Inter desató toda la violencia contenida durante la eliminatoria. Ya venía de San Siro y fue alimentada por los dos equipos, que hablaron de "venganza" en los días previos. Los futbolistas, claro, jugaron con el cuchillo entre los dientes toda la noche. Ibrahimovic se lió a tortas con Albiol, Crespo se las tuvo con su compatriota Ayala, Angulo le soltó un codazo a Stankovic, Baraja chocó con Dacourt, y Burdisso y Marchena se enzarzaron una y otra vez en su lucha en el centro del campo. La tensión fue in crescendo por minutos. Hasta que el defensa argentino del Inter explotó cuando vio a Marchena, Hugo Viana y Joaquín pasándose cómodamente el balón con el partido casi acabado. Su equipo, el poderoso e invicto Inter, había sido eliminado en octavos de final de la Champions cuando en juego estaba su orgullo europeo y la demostración de que su brutal dominio en el calcio no es fruto de la devaluación del torneo.

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Burdisso se encaró al sonriente Marchena cuando el árbitro pitó el final. Según el Inter, Burdisso sufrió "continuas provaciones verbales" durante el partido. "Vino a pegarme, le dio un ataque de no saber perder", se defendió el medio valencianista. El liviano Joaquín se coló entre ambos para evitar la agresión. Al poco acudieron Hugo Viana y Córdoba. La refriega fue subiendo de tono, mientras Marchena intentaba alejarse para "calmar los ánimos". Miguel rodeó con sus brazos a Ibrahimovic, que también buscaba con los dientes apretados a Marchena. La tangana era ya imparable, y los empleados de uno y otro conjunto habían saltado del banquillo para mediar en la refriega. "Pero nosotros no empezamos", aseguró el delantero Villa.

Surgido como un rayo del banquillo, David Navarro apareció entonces para tomarse la venganza por su cuenta y atizó un puñetazo en la nariz a Burdisso que le provocó una hemorragia nasal y le dejó tendido sobre el césped durante varios minutos. El argentino recibió el impacto casi de espaldas, y mientras era sujetado por varios compañeros, como Córdoba y Cruz. Los mismos que le soltaron para perseguir a continuación como locos por el césped a Navarro, que se marchó corriendo a los vestuarios con una inexplicable sonrisa en la cara. Antes recibió una patada voladora de Maicon, un golpe que le provocó un hematoma y que ayer le impidió entrenarse. De camino al vestuario, Samuel arremetió por la espalda a Villa. La seguridad privada del Valencia y los agentes de policía taponaron la entrada al vestuario local ante el desesperado intento de los interistas por acceder a su interior. El portero Toldo avanzó unos metros, pero fue detenido casi en la puerta por los agentes. Cambiasso, Figo y el entrenador, Roberto Mancini, también chocaron contra la barrera de policías. Y el segundo entrenador del Inter, Sinisha Mihajlovic, se encaró con el preparador físico del Valencia, Paco de Miguel, al que tiró al suelo de un empujón al intentar evitar que accediera al vestuario. "Navarro se ha vuelto loco de repente", comentó Mancini.

"No soy un ejemplo a seguir. Lo que hice es una falta de respeto para todo el mundo del fútbol", admitió ayer Navarro, que no ha querido ver las imágenes de su agresión por televisión. "Nunca me había pasado algo así, porque no soy una persona violenta. Los jugadores jóvenes tienen que jugar limpio, por eso es un día muy triste para mí y ojalá pudiera borrarlo", añadió Navarro, acompañado ayer por su padre en la ciudad deportiva del Valencia. "Durante todo el partido hubo mucha tensión y en los últimos diez minutos estuve muy nervioso. Los nervios se apoderaron de mí. Mi padre también está muy mal, ayer estuve hablando mucho con él en casa. Nos emocionamos los dos y se nos cayeron las lágrimas, porque desde que me ve jugar nunca me había pasado esto", apuntó el valencianista, listo para el castigo de la UEFA: "Estoy preparado para todo".

El Inter fue recibido con un mosaico en el estadio en que podía leerse la palabra Vendetta (venganza), en referencia a las últimas eliminaciones del Valencia por su parte, "una pancarta contraria a todas las reglas del fair play", según lamentó el Inter en un comunicado oficial.

Durante el encuentro, la policía detuvo a un seguidor valencianista que lanzó varios objetos a uno de los árbitros asistentes, y que fue señalado por otros seguidores ante las fuerzas de seguridad. Los jugadores interistas fueron increpados por varios aficionados tras el entrenamiento del lunes en Mestalla y el ex madridista Samuel recibió cerca de él la explosión de un petardo cuando dejó el estadio tras el partido. El defensa respondió con insultos a los seguidores valencianistas. El autobús del Inter recibió también el impacto de varios objetos, pero abandonó Mestalla sin más percances. El Inter, no obstante, acusó al Valencia de "los límites organizativos de su seguridad" por los incidentes.

El jugador italiano golpea a Marchena, a la izquierda de la imagen, que contesta el golpe. Tras los puñetazos, los jugadores de ambos equipos intentan frenar al jugador italiano.Vídeo: CANAL PLUS

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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