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Una 'okupación' con papeles

Ana Carbajosa

La historia de Ungdomshuset se parece poco a las experiencias de okupación española. La Casa de la Juventud en la que durante 25 años anarquistas, punkis, okupas y demás grupos de la esfera alternativa han celebrado conciertos, comidas populares y representaciones teatrales, fue cedida a principios de los años ochenta a los jóvenes. En unos años en los que comenzaba a despuntar la violencia urbana, el Ayuntamiento de Copenhague entregó la casa a los jóvenes para conseguir a cambio la paz social.

El pacto se dejó por escrito y en él consta que los ocupantes correrían solamente con los gastos de calefacción. Ese texto es uno de los documentos clave para un caso que lleva ya más de siete años en los tribunales.

Al acuerdo de 1982 le siguió otro, unos años más tarde, en el que los jóvenes se comprometían a no fumar marihuana ni a traficar con objetos robados y, a cambio, el Ayuntamiento se reafirmaba en su cesión o en su defecto, prometía poner a disposición de los activistas otro edificio si el de Ungdomshuset, ya entonces en estado ruinoso, no estaba en condiciones de ser utilizado.

Pero los pactos quedaron en papel mojado cuando a finales de los noventa el Ayuntamiento decidió unilateralmente vender la casa de cuatro plantas, situada en un barrio popular. Faderhuset, una secta cristiana, compró el edificio. Según Bjarke Madsen, el abogado de los jóvenes, "los miembros de Faderhuset piensan que Dios les ha encomendado la misión de expulsar a esa gente". Madsen perdió el caso el año pasado, cuando la justicia dictaminó que los jóvenes debían abandonar el edificio.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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