_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

De Castro

Manuel Rivas

Algunos querían que Zapatero representara con De Juana Company el papel de Margaret Thatcher. A la premier británica se le murieron once irlandeses en huelga de hambre y a día de hoy nadie sabe para qué sirvió tanta firmeza gubernamental ni tampoco tanto sacrificio por parte de Bobby Sands y los suyos. Zapatero tiene varios trajes, pero no acabo de verlo de dama de hierro. Tampoco lo veo en esa caricatura de panolis que pone la otra mejilla al primero que pasa. Aquí no pone la otra mejilla ni Dios. La Iglesia, que debía dar ejemplo, es la primera que anda con la tea encendida. Y en la política española de hoy se juega sin matiz, a cara de perro. Con esta medida de prisión atenuada, se habla de "rendición" del Estado. Pero en caso de que De Juana muriera amarrado en la cama, esos mismos críticos pasarían la esquela a la cuenta de Presidencia.

A De Juana, la escritura de un libro en prisión le supuso una sustanciosa reducción de pena. Para que luego digan que la literatura no sirve para nada. Fue en tiempos en que gobernaba el hoy furibundo Aznar. ¿Es la Compañía De Juana la que escribe la partitura en esta obra? No. En realidad, ese mundo está atascado en el problema de la literatura costumbrista: confundir la humanidad con los estereotipos. El gran escritor, el autor más comprometido del momento, es sin duda José Luis de Castro, el juez central de Vigilancia Penitenciaria. Al contrario del torpe costumbrismo, su auto es una pieza de humanidad frente al prejuicio, de civilización frente al odio. Y responde de forma magistral a la principal exigencia del estilo, tal como pedía Ignacio Aldecoa: el anhelo de precisión. "Una lechería podría vender incluso en la oscuridad", dice un poema checo. Pues el auto del juez De Castro puede leerse incluso en la oscuridad. Es una pieza que debería estudiarse en los talleres literarios, por no hablar de las redacciones impermeables y los despachos infranqueables, pero me temo que pasará a formar parte de la literatura underground española. A ver si así hay suerte y lo leen los pistoleros, aunque sea en la oscuridad, y se les ocurre desacostumbrarse: escribir un comunicado final que intente llegarle a la suela de los zapatos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_