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Columna
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Inteligencia e instinto

Es un hecho, y hoy es un buen día para recordarlo, que, en estos últimos veinticinco años, Andalucía ha alcanzado la mayor transformación económica y de bienestar de toda su historia. Es un hecho que, esta transformación ha sido posible porque Andalucía ha contado con un instrumento de autogobierno como es el que se contienen en el Estatuto de 1981. Es un hecho también que esta transformación la ha liderado un gobierno socialista. Otro más que este gobierno, alcanzadas determinadas cotas de bienestar social y económico, estimó que era necesario reforzar y aumentar el techo de autogobierno para cumplir con la voluntad expresada en el referéndum del 28-F de 1980, por el que Andalucía se situaba en el nivel autonómico y competencial de las comunidades históricas. Un mayor autogobierno que requería un nuevo Estatuto que lo hiciera posible como también que fuera aceptado por todos o el mayor número de grupos políticos, y facilitara el gobierno cualquiera que fuera el grupo que lo alcanzara.

Es un hecho más, que resulta de las manifestaciones que realizó el presidente de la Junta el 21 de junio de 2001 ante el pleno del Parlamento de Andalucía, que apostó expresamente por la reforma estatutaria como también que no se hiciera un uso partidista de este logro. Y otro más, dentro de este rosario de afirmaciones: el PSOE no necesitaba contar con el apoyo del PP para lograr el nuevo Estatuto; también que ha aceptado determinadas reformas propuestas por el PP y que, gracias a este comportamiento, el nuevo Estatuto ha alcanzado mayores y mejores cotas de consenso.

Pues, bien, con estos hechos, que son tozudos como la realidad misma, no se entiende muy bien que se endiñe como fracaso este logro del presidente Chaves, basándose en los elevados índices de abstención que han acompañado al referéndum del pasado 18 y, en cambio, se califique de inteligente el posicionamiento de Javier Arenas apostando por el en esta convocatoria.

Me explico. La inteligencia exige la capacidad de comprender. En Andalucía esta compresión alcanzaba tanto a la necesidad de la reforma, como a la exigencia de que esta reforma se lograra con el consenso del mayor número de fuerzas políticas. Este objetivo, que fue el marcado por el presidente de la Junta de Andalucía en el pleno del 21 de junio, es el que se ha alcanzado. No es el caso del PP-A.

La apuesta por el de este grupo no responde a la creencia de que el mayor techo competencial que establece el nuevo Estatuto fuera necesario para esta Comunidad. Su oposición desde siempre a la reforma, y las declaraciones que han realizado después del 18-F, así lo atestiguan. El no ha sido la moneda de estos años y las afirmaciones de Mariano Rajoy y Javier Arenas en el sentido de insistir que ni era necesario ni prioritario, refuerzan esta conclusión. Su , pues, ha sido un , instintivo.

Un al que se ha echado mano para sobrevivir y tratar de hacer creíble a la sociedad andaluza que está con ella, y que no les importa aceptar un Estado autonómico y descentralizado. Son los inconvenientes que se dan cuando algunos siguen una política que sólo busca el poder y no responden a una ideas acertadas, o menos, pero que fundamentan un hacer.

Tal vez, quiero pensar, si empezamos a dejar atrás este debate en el que la abstención sufrida es más dañina para unos que para otros aunque todos hayan pedido la convocatoria a las urnas porque la abstención en una democracia madura, como es la nuestra, no es dañina ni benigna sino solo abstención, empecemos a disfrutar del nuevo Estatuto.

Es buen día, este 28 de febrero, para felicitarse de ser andaluz y saber que contamos con un instrumento que va a permitir que Andalucía siga avanzando social y económicamente. Esperemos que el PP, deshojada la margarita de Arenas que llega a Andalucía cuando no tiene nada que hacer en Madrid y puede volver a Madrid porque no tiene que hacer nada en Andalucía, se ocupe por aquellos que, superadas antiguas aptitudes y recuperada su defenestración por el último desembarco por las elecciones del 11 de marzo, crean en la autonomía andaluza.

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