Ríos, cuencas, barones

De los tres barones socialistas por antonomasia, Bono se ha retirado de la política y los otros dos, Chaves e Ibarra, están ahora enfrentados a cuenta de las competencias sobre la cuenca del Guadalquivir. Y el sucesor de Bono en Castilla-La Mancha, José María Barreda, amaga con unirse a Ibarra en su intención de presentar un recurso contra el Estatuto andaluz, que se atribuye, aunque de manera matizada, ciertas competencias sobre el río a su paso por la comunidad.

Para evitar conflictos de este tipo la Constitución establece que las cuencas que discurran por varias comunidades serán competencia exclusiva del Estado. Si es así, ningún Estatuto debería decir nada sobre esa materia, ni matizada ni no matizadamente, según la opinión de numerosos constitucionalistas. Pero el Estatuto catalán establece una serie de preceptos que condicionan la competencia estatal en la parte correspondiente a Cataluña, y por esa brecha entró el de Andalucía para atribuirse algo parecido. Aunque sólo el 2,4% de la cuenca del Guadalquivir discurre por Extremadura (y sólo el 7,1% por Castilla-La Mancha) sus presidentes consideran su obligación intervenir, en defensa del citado principio constitucional.

De ese razonable principio, pero también de la salvaguarda del fuero de la propia comunidad frente a posibles agravios de alguna otra; acreditar decisión en esa defensa se ha convertido en un imán de votos; y si esa defensa se hace frente a una comunidad con gobierno del mismo color, con más motivo: será prueba de que la devoción a la patria chica prevalece sobre cualquier otra. En esta ocasión, el afán de Chaves por no ser menos que Cataluña ha chocado con el de Ibarra y Barreda por no ser menos que Andalucía.