En el rosario de quejas, Oubiña solicitó una máquina de escribir
Laureano Oubiña ha presentado cientos de quejas desde que en 2000 ingresara por tercera vez en prisión donde cumple su última condena de 6 años y 9 meses. La Audiencia Nacional admitió en enero pasado la refundición de sus condenas en un auto, contra el que no cabe recurso. Las autoridades penitenciarias prepararan un informe sobre la conveniencia de excarcelar a no al polémico capo, después de que los tribunales que le condenaron desestimaran en tres ocasiones su salida anticipada de la cárcel.
Escritos de su puño y letra llenan su voluminoso expediente, donde aparece un último manuscrito en el que se arrepiente y asume todos sus delitos. Recluido actualmente en la prisión de Valladolid, Oubiña no ha parado de quejarse y, aunque le han catalogado como "un preso modélico y participativo", protagonizó algún que otro incidente con los funcionarios de la cárcel.
El pasado año, cuando se encontraba en la prisión de Zuera (Zaragoza), se negó a salir de su celda y lo sancionaron. Entonces se quejó de "maltrato", de que no le dejaban ver a su abogado y de que le habían requisado el cepillo de dientes y el champú. Tal vez cansado de escribir a mano todas sus quejas, Oubiña incluso pidió una máquina de escribir pero le fue denegada.
Un Oubiña preocupado por su dieta convierte el demandadero de la cárcel en una de sus reiteradas quejas. "No hay frutas ni verduras, y sólo se venden dulces, bollería y algunas conservas". Pide en el escrito que "se dé preferencia a productos dietéticos". Reclamaciones que también cayeron en saco roto por tratarse de alimentos perecederos. Llegóa reclamar que se incluyeran en los productos de venta en la cárcel puros de la marca Cohiba.
Cuando estaba en la prisión de Navalcarnero también se quejó del personal médico por "desatención". Oubiña dejó escrito: "Tenía un dolor de muelas infernal y la doctora del centro me dijo que no podía continuar con las dos ortodoncias porque el subdirector médico se lo había prohibido". Además se quejó de que parte del tratamiento de odontología "me lo descontaron de mi peculio, siendo el único interno al que han prohibido salir para acudir al médico". La clínica dental que cita Oubiña se encuentra en A Coruña.
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