El futuro de un teatro centenario
Programadores y profesionales de las artes escénicas analizan las posibilidades del Victoria Eugenia ante su inminente reapertura
El teatro Victoria Eugenia de San Sebastián bajó el telón por última vez en octubre de 2000 y, tras una profunda remodelación, volverá a subirlo el próximo jueves con una temporada inaugural que suma medio centenar de actuaciones y que se extenderá hasta junio. El aforo del teatro ha bajado de 1.250 localidades a 900, pero los espectadores ganarán en comodidad y visibilidad. Gracias a las obras se podrá convertir además el patio de butacas en una superficie lisa, que permitirá su uso como café-teatro y la celebración de conciertos donde el público pueda estar de pie. La rehabilitación ha logrado también ganar dos nuevos espacios: la denominada Sala club, ubicada bajo el patio de butacas, un lugar antes desaprovechado, y una amplia sala de danza en la parte superior del inmueble.
Fernando Bernués apuesta por la producción propia en el restaurado espacio
Ahora el reto es llenar de contenido el renovado Victoria Eugenia, diseñado por Francisco Urcola en 1909 y abierto tres años después. Desde 1983 es propiedad del Ayuntamiento. Teatro y danza se presentan como ejes de una programación también abierta a la música y que deberá diseñarse en diálogo con el Kursaal y el Teatro Principal para lograr un resultado complementario. ¿Qué posibilidades abre la reapertura del Victoria Eugenia? ¿Qué personalidad tendrá? Personas encargadas de pergeñar esa identidad o relacionadas con las artes escénicas responden.
El primer efecto de esa reapertura es que la ciudad "recupera la capacidad de programar espectáculos de teatro de gran formato", coinciden el concejal de Cultura, Ramón Etxezarreta, y el responsable de la oferta teatral donostiarra, Norka Chiapuso. ¿Se ha perdido en estos años una parte del público? Etxezarreta opina que no. Chiapuso comenta que "es difícil saberlo". "Sí intuimos que hay públicos de determinadas disciplinas y otros públicos más afines a los espacios", de manera que "ese público que pudo quedarse descolocado, está esperando entrar de nuevo".
Chiapuso mira al futuro. "Va a ser un teatro con unas expectativas diferentes" a las de la etapa anterior, "no sólo porque mejora técnicamente", sino porque "el nivel de la programación va a subir varios peldaños", asegura.
El director teatral Fernando Bernués aplaude también la recuperación del Victoria Eugenia para montajes de gran formato. Pero hace hincapié en las nuevas posibilidades que ofrece el teatro, en concreto la Sala club, donde podrían entrar hasta 200 espectadores. Ese nuevo espacio "debería dar pie a crear una pequeña cocina donde pudieran cocerse nuevas propuestas teatrales sin estar sujetas a la presión comercial", apunta. Eso requeriría que las instituciones públicas "se comprometieran en la producción, uno de los grandes débitos de esta ciudad de la exhibición", resalta. La propuesta de usos presentada por el Ayuntamiento en diciembre de 2005 incluía esta opción, pero, de momento, no se ha concretado en proyecto alguno.
Filgi Claverie, director de la asociación Dantzaz, impulsora de esta disciplina en Guipúzcoa, da la bienvenida al Victoria Eugenia, porque su tamaño "responde al formato de la mayoría de las compañías europeas". Piensa que ahora el desafío es ofrecer propuestas "complementarias" entre el teatro, el Kursaal y Gazteszena, porque si no "el público no va a entender la oferta".
Miguel Martín, director del Jazzaldia y encargado de programar Otras músicas en la Fundación Kursaal, colabora en el apartado musical del teatro. Aboga por "conciertos con nombre propio". "El Victoria Eugenia es un teatro a la antigua, que imprime personalidad a las actuaciones; es un espacio cálido que favorece la intimidad entre músicos y espectadores", argumenta. Por eso, se presta a "una línea de conciertos en la que la personalidad del artista sea muy importante". Y pone como ejemplo Patti Smith, quien actuará el 1 de junio.
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