Le Pen llevará a los tribunales a quienes obstaculicen su candidatura
El líder 'ultra' denuncia una "conspiración" para dejarle fuera
Jean-Marie Le Pen amenazó ayer con "llevar ante la justicia" a quienes ejercen "presiones" sobre los alcaldes, para que le nieguen el padrinazgo que necesita para convertirse en candidato a la presidencia francesa. El líder del Frente Nacional, que celebra este fin de semana su convención en la localidad de Lille, en el norte de Francia, denunció una "ofensiva" para impedir que logre las 500 firmas necesarias de cargos electos.
"Si se revela que hay una maniobra para intimidar a los alcaldes que han firmado promesas de padrinazgo, esto sería grave y habría que llevar a los responsables ante la justicia", dijo.
Le Pen y la plana mayor del FN pretendían convertir la convención de Lille en una consagración de su candidatura. La elección de la ciudad norteña no era casual. Zona minera e industrial que atrajo importantes contingentes de inmigración, especialmente polaca, fue un feudo tradicional del Partido Comunista, que tenía en esta zona su principal bolsa de votos. Desde hace dos décadas, con las sucesivas reconversiones y la crecida del desempleo crónico, Le Pen ha ido quedándose con este electorado popular.
Sin embargo, la llegada de las huestes frentistas no fue del todo pacífica. Unas 1.300 personas, según cifras policiales, convocadas por numerosas asociaciones de defensa de los derechos humanos, partidos de izquierda y sindicatos, desfilaron por el centro de la ciudad para decir "No a Le Pen" y "No al odio". El trayecto de la manifestación se mantuvo alejado del centro donde se celebran las convenciones, por lo que no se produjeron incidentes.
La preocupación por obtener las firmas parece haberse impuesto a todas las demás consideraciones entre las filas del Frente Nacional. Las lamentaciones de Le Pen en este sentido se habían convertido en una música tradicional en cada convocatoria presidencial, pero en esta ocasión todo parece indicar que el líder ultraderechista está teniendo graves problemas para alcanzar los 500 apoyos que necesita por ley. "Un determinado número de alcaldes reciben llamadas telefónicas para incitarles a no firmar", dijo Le Pen. "Vamos a investigarlo, hay sistemas que permiten saber de dónde vienen estas llamadas, y presentaremos una denuncia".
Lo que no dijo es que, en esta ocasión, a diferencia de en el pasado, las firmas se harán públicas y quienes le apadrinen temen verse luego identificados con el FN. Lo cierto es que la llave para que un puñado de alcaldes de derechas acaben dándole su firma la tiene, obviamente, el candidato conservador Nicolas Sarkozy, aunque Le Pen se cuide muy mucho de mencionarle por su nombre. Pero ayer quiso dejar claro que si éste espera quedarse con su electorado, no se lo pondrá fácil. "Los electores podrían tomar venganza", dijo sin citar a ningún rival.
Hace cinco años, los sondeos le concedían la mitad de la intención de voto de los sufragios que en realidad obtuvo cuando pasó a la segunda vuelta con más de un 17%. No es una situación extrapolable. Los especialistas indican que hace cinco años sus votantes escondían sus intenciones, algo que no sucede ahora. El sondeo del Instituto Ifop realizado los días 22 y 23 de este mes, y que hoy publica el Journal du Dimanche, le sitúa en cuarto lugar con un 11,5% de intención de voto.
El sondeo muestra también la clara recuperación de la candidata socialista, Ségolène Royal, que se sitúa a la par del conservador Nicolas Sarkozy, con una intención de voto del 28% en la primera vuelta, lo que supone una subida de 2,5 puntos para ella y un descenso de cuatro para Sarkozy. En una hipotética segunda vuelta, Sarkozy obtendría el 50,5% de los votos, lo que supone también un retroceso de 2,5 puntos respecto al anterior sondeo.
El candidato conservador anunció ayer que dejará el Ministerio del Interior el 23 de marzo. El centrista François Bayrou mantiene su tercera posición con un 17% de intención de voto.
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