_
_
_
_
Crítica:XI FESTIVAL DE JEREZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El riesgo del tópico

Las reiteradas lecturas que de la obra de Federico García Lorca ha hecho el baile flamenco pesan en demasía. Tan recurridos como recurrentes, los temas del poeta granadino constituyen un reto creativo para quien, a estas alturas, aspire a aportar algo nuevo. Quizás nadie como los autores de esta translación de su Romancero gitano para afrontar el desafío. Otra cosa son los resultados.

Desde el punto de vista de la dramaturgia, Plaza ha hecho una apuesta en la que intenta trasladar al siglo XXI la condición errante y el fatum de la etnia gitana, eje sobre el que gira el poemario lorquiano. Ellos, hoy, ya no andan por los caminos y sus pasos son los de una furgoneta que atraviesa autovías.

Romancero gitano

Ballet Flamenco de Andalucía. Dirección y Coreografía: Cristina Hoyos. Guión, Dramaturgia: José Carlos Plaza. Música: Pedro Sierra. Espacio Escénico: Paco Leal. Baile: Cristina Hoyos, El Junco y cuerpo de baile. Teatro Villamaría, 23 de febrero.

Otros elementos escénicos inciden en esa puesta al día de la estética del poeta. Con ellos, la obra adquiere por momentos un carácter impactante que va más allá del diseño escénico y se adentra en las coreografías. Pero quizás sea en esa intersección donde empiezan a saltar las costuras de un cosido que no presenta finos perfiles. El riesgo asumido se saldó así de manera desigual pues, a pesar de la renovación estética, el tópico lorquiano -que amenazaba en unos poemas tan conocidos- se hizo demasiado presente.

Los símbolos lorquianos de la muerte -la luna o la plata de los cuchillos- se sitúan al lado de los de la vida festiva y sensual trasladados a unas coreografías que basculan entre el tratamiento tradicional (¿cuántos cuadros como el de Reyerta se han visto?) y el atrevimiento de marcado carácter sexual en Preciosa y en La Monja Gitana, especialmente. La primera, además, con una fuerte escena dramática (¿una violación múltiple?). Por el contrario, La casada infiel se quedó en un descafeinado paso a dos.

Baile en solitario

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El baile en solitario quedaría para la construcción del personaje de Antonio El Camborio por El Junco y el Romance de la pena negra que se reservo Cristina para sí. En el primero, se desciende desde el exultante baile por alegrías hasta un prendimiento y muerte algo convencionales. La parte de Hoyos, la Soledad Montoya, fue contenida y delicada, pero se vio, sin embargo, ensombrecida por la oscuridad escénica y el dominio del negro grafismo que lo ilustró.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_