El arte de lo que no se dice
Nunca es tarde para conocer o reencontrarse con autores como Vergílio Ferreira. Escrito a manera de diario fragmentado y sin perder su fuerza lírica, el autor portugués reflexiona sobre política o el papel del intelectual.
PENSAR
Vergílio Ferreira
Traducción de Isabel Soler
Acantilado. Barcelona, 2006
336 páginas. 19 euros
Pensar es un libro en los límites. En el límite del género, entre el diario y el apunte ensayístico; en el límite de la posibilidad de pensar y del mismo lenguaje, bajo la invocación de Wittgenstein; en el límite de la vida, con la conciencia de que el final se aproxima. Es, en suma, "una especie de diario de la casualidad de ir pensando", que se construye a sí mismo a través de las principales obsesiones de su autor: la reflexión sobre la condición humana y sobre las grandes preguntas del hombre, el intento por encontrar sentido a las razones de la vida y la muerte, la vejez y el amor, las ideologías y la cultura.
Vergílio Ferreira (1916-1996) es
uno de los escritores indispensables de la literatura portuguesa del siglo XX. Un autor que transita del neorrealismo de los años cuarenta hacia una escritura más metafísica y honda, entre el existencialismo y el humanismo. Su obra, desde el meridiano del siglo, reflexiona sobre la identidad del hombre y su lugar social. Y lo hace siempre con un lenguaje sobrio y pulcro al mismo tiempo, que atrapa al lector y lo arrastra al laberinto de preguntas sin respuesta que esconde su pensamiento. Desde novelas como Mudança (1949) o Aparição (1959), publicada por Cátedra en 1983, Vergílio Ferreira construyó una obra sólida en la novela, el ensayo y el diario. Su escritura diarística se inicia en 1980, y consta de una decena de volúmenes que conducen casi hasta la fecha de su muerte.
La editorial Acantilado, en rigurosas traducciones de Isabel Soler, ha emprendido en los últimos años la tarea de introducir a Ferreira en España, tras los primeros avances aparecidos en Seix Barral en los años setenta. A las novelas En nombre de la tierra (2003) y Para siempre (2005) y al ensayo Invocación a mi cuerpo (2003) se une ahora Pensar, este diario fragmentado que huye casi siempre del intimismo sin perder la fuerza lírica. Su estructura responde a una de las características que fue ganando intensidad en la prosa de Ferreira con el paso del tiempo: la fuerza de la elipsis, que nos conduce a la exploración de un nuevo límite: "Lo más importante de una obra de arte es lo que no se dice". Esta estructura fragmentaria, que tiene que ver con "lo impensable de nuestro tiempo", nos conduce por este diario sin indicaciones temporales, en el que conviven reflexiones sobre política o sobre el papel del intelectual a finales del siglo XX con numerosas referencias al acto de la escritura y la lectura, que Ferreira observa con la distancia de un hombre que se sabe al final de su vida (el libro original data de 1992, cuatro años antes de su muerte) y que conserva la lucidez y el escepticismo suficientes como para teñir de ironía cada una de sus observaciones.
Es, en suma, un libro para los
amantes del género y, al mismo tiempo, para los amantes de la reflexión filosófica y la novela. Un libro en los límites de la posibilidad de pensar, que pone en tela de juicio casi todo, incluido el propio propósito expresado en el título del libro: "¿Y si fuese una enfermedad?". Una obra en la que se pone de manifiesto una explícita voluntad por intentar comprender la "verdad", aun sabiendo que se trata de una ficción. Tres centenas de páginas más que recomendables para los amantes de las fronteras, que asentirán con Ferreira cuando cierren el volumen y aún resuene en sus cabezas una de sus últimas frases: "Lo imposible es la medida del hombre".
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