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Reportaje:UN DESTINO Y VARIAS SENDAS | Vías Verdes

Paisajes a ritmo de pedal

La Comunidad cuenta con 85 kilómetros de rutas ecológicas para recorrer en bici o a pie

En la región madrileña existen 85 kilómetros de vías verdes, antiguos caminos de hierro por los que es una delicia pasearse en bicicleta o a pie recordando los tiempos en que no imperaba el culto a la alta velocidad, aquellos viajes a menos de 40 kilómetros por hora en trenes atiborrados de hortalizas de la vega del Tajuña o de bañistas rojos como tomates después de pasar el día en las playas del Alberche, cuando la pequeña provincia de Madrid era un mundo y los niños, en los pueblos, soñaban al ver pasar el ferrocarril.

La página de Internet más completa sobre el asunto es www.víasverdes.com, de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y, la mejor compañera de viaje, la Guía de vías verdes, en dos volúmenes, coeditada por Anaya y la misma fundación.

La mayor ruta de la región nace en Ambite y recorre el río Tajuña hasta Morata
Las antiguas vías ferroviarias se han transformado en caminos

- Ruta del Tajuña. La reina de las vías verdes madrileñas acompaña al río Tajuña desde Ambite hasta Morata ofreciendo a caminantes y ciclistas 34 kilómetros de firme colorado, que en breve serán 44, cuando se rematen las obras de prolongación hasta Arganda. Por aquí pasaba resoplando el tren de Arganda -"que pita más que anda", decían, porque iba muy lento, tanto que los pasajeros se bajaban en las cuestas a estirar la piernas y, de paso, picar uvas en los viñedos-, un ferrocarril que salía de la estación del Niño Jesús, junto al Retiro, y llegaba 143 kilómetros después a la alcarreña de Alocén, hoy bajo las aguas del embalse de Entrepeñas.

De aquel tren de principios del siglo XX quedan media docena de puentes, cuatro apeaderos -el de Ambite, donde recomendamos iniciar el recorrido, es ahora parte de la preciosa piscina municipal- y este camino que culebrea por entre las huertas y las alamedas del último Madrid agrícola. Bikespain (tel.: 915590653; www.bikespain.info) alquila bicicletas y tándems para adultos y niños en el hotel Molino de Cantarranas. (Teléfono 91 8737720), en Tielmes, uno de los pueblos que atraviesa la vía.

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- Ferrocarril de los 40 Días. Construido a toda mecha -de ahí, su nombre- en la primavera de 1937, a fin de restablecer la conexión ferroviaria de la capital asediada por los fascistas con el levante republicano, este enlace de 140 kilómetros entre Torrejón de Ardoz y el pueblo toledano de Villacañas atravesaba el sureste de Madrid con raíles de tercera mano, pendientes exageradas y túneles tan angostos y mal ventilados que los maquinistas casi la diñaban.

Hoy, una pequeña parte de aquel trazado de locos es una vía verde acondicionada con el habitual firme asfaltado de color rojo, que invita a pasear o pedalear desde Carabaña hasta Estremera (14 kilómetros) respirando a pleno pulmón la paz de unos paisajes -espartales, montes de olivos y almendros, encinares y campos arados- que, vía aparte, permanecen tal cual eran antes de que las dos Españas se liaran a garrotazos. Se puede combinar con la vía verde del Tajuña, con la que conecta en Carabaña. Más información, en los ayuntamientos de Carabaña (tel.: 918 723 001) y Estremera (tel.: 918 721 388).

- Camino del Alberche. Aquel ferrocarril iba a unir Madrid con el valle abulense del Tiétar, pero nada más cruzar el Alberche, estalló la Guerra Civil y se murió la obra, dejándonos a las generaciones venideras un tren deficitario menos y un hermoso camino público más, una ancha y llanísima pista de tierra que permite ir como un rey desde la presa de Picadas hasta San Martín de Valdeiglesias (14 kilómetros), bajo el palio de majestuosos pinos piñoneros.

La primera mitad de la ruta, la más bella, discurre por las escarpadas orillas del embalse de Picadas, sorteando sus abruptos cabos y profundos golfos mediante un túnel y cinco puentes. Después de cruzar con mucho cuidado la carretera de los pantanos (M-505), viene la segunda parte, que también tiene su interés, pues se pasa junto a las ruinas del monasterio de Pelayos, fundado en 1148. A la presa de Picadas, inicio del itinerario, sólo se puede acceder por carretera desde Aldea del Fresno. Yucalcari (tel.: 669 685116; www.yucalcari.com) organiza rutas en bici y a pie por la vía verde y su entorno inmediato.

- Tren de Almorox. El 28 de julio de 1901 salía de Madrid el primer tren con destino a Almorox (Toledo), un ferrocarril de vía estrecha que invertía dos horas de desesperación en aquel recorrido de 70 kilómetros por las soleadas y entonces prácticamente desiertas tierras de Móstoles, Navalcarnero, Villamanta y Villa del Prado, con paradas adicionales a orillas de los ríos Guadarrama y Alberche, donde los viajeros se zambullían con comprensible delectación.

Recuerdos de aquel tren que transportó a varias generaciones de domingueros a lo largo de casi siete décadas, son la línea de Cercanías C-5, que sigue el viejo trazado hasta la estación de Móstoles-El Soto, y una vía verde sin acondicionar -a pesar de las promesas de las autoridades-, por la que resulta difícil avanzar debido a los cortes y ocupaciones que ha sufrido el antiguo camino de hierro. El tramo más sencillo y gratificante es el que va de Móstoles a Navalcarnero (13 kilómetros) cruzando el río Guadarrama por el puente de hierro original. Tiene además la ventaja de que, hasta el punto de partida, se puede ir en tren de Cercanías.

Una descripción pormenorizada del recorrido desde Móstoles hasta Almorox se hallará en la sección de turismo verde de www.mostoles.net.

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