Osasuna necesita de la prórroga
El equipo navarro logra su mayor éxito europeo tras eliminar al Girondins
Osasuna se saltó el guión cuando éste deparaba el fatal destino de los penaltis. Tras un partido difícil, muy trabado y con pocas ocasiones, tuvo que ser Nekounam, el iraní que vino como un complemento exótico, el que cerrase de cabeza el mayor logro de la historia de Osasuna, clasificando a su equipo para octavos de final de la UEFA. Con la increíble dosis de sufrimiento que sólo un equipo pequeño sabe imprimir a sus gestas, los navarros consiguieron eliminar al Girondins de Burdeos que, sin demostrar nada especial, sí tuvo la eliminatoria en sus botas.
La única ambición de la primera mitad fue la de aguantar sin encajar. Era el mismo miedo a no perder que había atenazado a ambos conjuntos en Burdeos. Osasuna atacó tímidamente y no exhibió la presión agobiante que Ziganda exigía a sus jugadores.
OSASUNA 1 GIRONDINS 0
Osasuna: Ricardo; Javier Flaño, Josetxo, Cruchaga, Corrales; Juanfran (Muñoz, m. 119), Puñal, Nekounam, David López; Milosevic (Raúl García, m. 77) y Soldado (Webó, m. 90). Jugadores no utilizados: Elía, Izquierdo, Miguel Flaño, Juanlu.
Girondins: Ramé; Jemmali, Planus, Cid, Jurietti; Alonso (Faubert, m. 64), Mavuba, Micoud (Francia, m. 107), Wendel; Smicer (Chamakh, m. 78) y Perea. Jugadores no utilizados: Valverde, Enrique, Marange y Obertan.
Gol: 1-0. M. 119. Nekounam.
Árbitro: Messina (Italia). Amonestó a Mavuba, Josetxo, Jemmali, Soldado, Puñal,
16.800 espectadores en el Reyno de Navarra.
La ausencia de gol llevó a la prórroga donde Puñal, a balón parado, demostró que actualmente es el activo más valioso y constante de Osasuna. Sólo la estirada de Ramé impidió el cuero se colase por la escuadra. Después, Juanfran en otra internada, devolvió el peligro. Del Girondins apenas había noticias. Chamakh, fresco, no pudo despuntar su velocidad porque sus compañeros no lograban encontrarle con espacios.
La historia del partido, al igual que en Burdeos, parecía abocado a un marcador sin goles. Pero Nekounam, tras un encuentro volcado en la defensa, apareció desde la segunda línea para conectar un remate perfecto, un gesto típico del jugador iraní que no prodigaba en Pamplona. Y ese gesto fue suficiente para que Osasuna vuelva a hacer historia.
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