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La inmigración mantendrá sus tasas actuales al menos tres años

Anna Cabré, directora del Centre d'Estudis Demogràfics, auguró ayer en Valencia que las tasas de entrada de entre 600.000 y 700.000 inmigrantes al año en España que se han registrado a lo largo de los últimos años se mantendrán "al menos tres años más", "hasta que se acaben las vacas gordas". La prestigiosa demógrafa recordó que "en un momento de explosión demográfica mundial", el crecimiento de la población en España desborda cualquier comparación tanto en términos relativos como absolutos.

Tres factores explican el fenómeno: los miembros de la generación del baby boom, que en España se registró entre finales de los sesenta y principios de los setenta, han tardado en constituir nuevos hogares pero, finalmente, "la edad no perdona", han pasado de "la discoteca a la hipoteca"; la población española es cada vez más longeva; y, finalmente, la entrada de inmigrantes en España ha sido muy elevada en los últimos años, singularmente en zonas como la Comunidad Valenciana, Cataluña o Madrid.

Segunda mano

Cabré participó, junto a otros expertos en demografía, en una jornada organizada por la Asociación de Promotores Inmobiliarios en torno al futuro de la edificación residencial en la Comunidad Valenciana bajo el interrogativo lema ¿Cambio del ciclo?

La respuesta de los expertos, sin embargo, apunta más a un cambio de cliente que a un verdadero cambio de ciclo. Graciela Marqués, del Observatorio de las Migraciones de la Comunidad de Madrid, avanzó un estudio que revela cómo los inmigrantes se asienta muy mayoritariamente en centros degradados de grandes poblaciones; en viviendas turísticas levantadas hace cuarenta años, en muchos casos de forma ilegal, que carecen de servicios y son de baja calidad; o en barrios de expansión de grandes poblaciones construidos en los años sesenta.

Cabré, al hilo de la tipología de vivienda que tienden a ocupar los inmigrantes, sugirió que los promotores deberían captar a las parejas mayores que venden las viviendas que compraron hace cuarenta años para instalarse en casas pequeñas pero cómodas y próximas al lugar donde se instalaron sus hijos y ahora crecen sus nietos.

El mercado inmigrante, que representa en torno al 20% del mercado de vivienda en la actualidad, según datos que ofreció Salvador Vila, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios, evita, hasta la fecha, las viviendas de nueva construcción. Pero ganará en importancia en paralelo a los procesos de reagrupamiento familiar que empiezan a cobrar un peso notable.

"Viviendas para mayores, adaptadas, tuteladas, con servicios adecuados para vivir con propiedad durante varios años", apuntó Cabré. Pero atendiendo a una demanda de ciudadanos maduros pero cada vez más educados, exigentes y urbanos.

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