_
_
_
_
Reportaje:

Las 'rulas' dejan paso al 'cristal'

El plan contra el trapicheo de drogas en colegios y lugares de ocio combatirá el éxtasis cristalizado, que hace furor en las discotecas

La droga por excelencia de la noche, la que acelera el corazón y provoca euforia suficiente para abandonarse al tecno más allá del amanecer, muta de forma. El éxtasis, la metilendioximetilanfetamina o MDMA para los químicos, se consume cada vez menos en bares de copas y discotecas en forma de pastilla, según la policía. Las rulas, como se conocen en argot, dejan paso al éxtasis cristalizado o cristal, como lo llaman los jóvenes. Policía y Guardia Civil han puesto en marcha una nueva fase de su plan contra el trapicheo de estupefacientes en colegios y zonas de ocio. Combatir esta sustancia de aspecto mineral y con un extremado grado de pureza será uno de sus objetivos.

Lo que más atrae a sus consumidores es, según fuentes policiales, su aspecto, que identifican con la ausencia de excipientes con los que se adulteran las pastillas y que alcanzan el 50% de su composición. La marca que antes simulaban los dibujitos grabados en los comprimidos se sustituyen por otros compuestos que dan al cristal su tono anaranjado, ocre o morado, cuya pureza ronda el 95%.

"El peligro de sobredosis de esta sustancia es mucho mayor", advierte un responsable policial
Más información
Desarticulada una red de tráfico de drogas e incautados 118 kilos de 'speed'

"Los jóvenes lo consideran de mayor calidad, más puro, pero el peligro de sobredosis es mucho mayor si no se tiene buena información sobre lo que se consume", advierte un responsable de la Udyco, la unidad antidroga de la policía. El auge de esta nueva presentación del éxtasis trae como efecto colateral un cambio en la composición de las pastillas, en las que, cada vez más, desaparece esa droga de síntesis que se sustituye por piperazina, anfetamina o speed.

A los narcos, básicamente, les facilita el trabajo. Las grandes redes dedicadas a la colocación en el mercado de esta sustancia no tienen que adquirir la maquinaria ni las sustancias para convertirla en pastillas o cápsulas, lo que, además, aminora el riesgo de dejar rastro. Se vende en pequeñas bolsitas de papel o plástico transparente y el gramo cuesta en la calle entre 15 y 50 euros, según el número de intermediarios por los que haya pasado antes de llegar al consumidor.

La policía se incautó el pasado fin de semana del tercer alijo más importante de cristal encontrado hasta el momento (1,4 kilos). Agentes de la Brigada Central de Estupefacientes desarticularon una banda formada por seis jóvenes, de entre 20 y 29 años, que lo distribuía en locales de copas del centro de Madrid junto a otras sustancias como cocaína, piperazina, hachís u hongos alucinógenos. Su líder, Sergio R. M., El Patata, era el menor de todos (20 años) y había participado además en el robo de 42 ordenadores portátiles, una televisión, cámaras digitales y reproductores de DVD. "Se movía bastante bien en el submundo madrileño", aseguran los agentes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_