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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Harry Debelius, periodista

Harry August Debelius, corresponsal que fue del diario británico The Times en Madrid, ha muerto a la edad de 78 años el pasado domingo en la ciudad de Vigo, donde vivía retirado. Había nacido en Baltimore (Estados Unidos) el 3 de junio de 1929. Durante sus estudios de Literatura en la Universidad John Hopkins fue alumno de Pedro Salinas a quien atribuía haberle transmitido su enamoramiento por España. Publicó sus primeras colaboraciones en el diario News Post.

Llegó a nuestro país en 1955, donde acabaría fijando su residencia definitiva. En Madrid trabajó para la revista Guidepost y fue corresponsal de la cadena de radio y televisión ABC con la que viajó a Vietnam, Oriente Medio y a países de África. Después fue colaborador de la agencia de noticias United Press, corresponsal del Herald Tribune y de la cadena ITN y de la BBC. En 1969 pasó a ser corresponsal del diario británico The Times. De 1975 a 1992 fue presidente de la Agrupación de Corresponsales de Prensa Extranjera.

En los últimos y accidentados años del franquismo algunos corresponsales extranjeros cumplieron una función que les ha hecho acreedores del reconocimiento de cuantos estaban en el empeño de recuperar las libertades democráticas. Harry A. Debelius era uno de ellos junto a José Antonio Nováis de Le Monde, Walter Haubrich del Frankfurter Allgemaine Zeitung o Fraçoise Pellu de la agencia France Presse.

La Ley de Principios Fundamentales del Movimiento que el generalísimo había promulgado por su cuenta el 17 de mayo de 1958 empezaba diciendo "yo, Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia...". Pero esa Ley como algunos señalaron tenía una formulación inexacta. Franco se declaraba consciente de tener responsabilidades sólo ante Dios y ante la Historia, lo cual excluía responder ante los españoles. Pero en la práctica había otra instancia, la prensa extranjera, capaz en ocasiones de pedirle cuentas.

El régimen lo sabía bien desde los tiempos de la Guerra Civil y prodigaba a los colegas enviados por los medios de prensa, radio y televisión a Madrid como corresponsales un trato que alternaba la prodigalidad deferente y la brutalidad, Las expulsiones y campañas indignas contra los considerados réprobos o faltos de calor en elogio a lo que llamaban "la verdad de España", trataban de disuadir a los más audaces.

Entonces para un corresponsal extranjero prestar oído y dar eco a las protestas a favor de las libertades democráticas significaba incurrir en las iras del Ministerio de Información con titulares tan temperamentales como Manuel Fraga o Alfredo Sánchez Bella. El caso de Philip Nourry, de Le Figaro, devuelto en avión a París, la denigración de Nováis en las páginas del semanario El Español o las cartas de Ricardo de la Cierva a la redacción del Frankfurter contra Haubrich pueden servir de ejemplo.

El movimiento de protesta estudiantil, los sindicatos obreros clandestinos y las fuerzas políticas, que pasaban de vivir una cierta tolerancia al destierro, según fueran las circunstancias, sabían bien que la carta decisiva para obtener algún respeto a la hora de ser detenidos era que sus actividades y sus nombres lograran un espacio en medios tan prestigiosos como era entonces The Times. Por eso cultivaban a Harry A. Debelius. Nuestro colega tuvo que batirse el cobre porque además le eligieron presidente de la Agrupación de Corresponsales de Prensa Extranjera y como tal compareció ante las autoridades para dar la cara frente a los atropellos. Harry, los que estuvieron en tus manos te despiden agradecidos.

Harry Debelius, en su despacho del diario <i>The Times</i> en Madrid, en 1988.
Harry Debelius, en su despacho del diario The Times en Madrid, en 1988.RICARDO GUTIÉRREZ

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