Plumerío y máscaras de carnaval

"¿A que no me conoces?". Los disfraces y la música animan el liberador juego del anonimato. Y todos están dispuestos a pasárselo en grande .

Lo llevan en la sangre. Por eso no pudieron con él ni prohibiciones ni persecuciones. Y por eso no escatiman en gasto ni en esfuerzo. Los carnavales más tradicionales de la provincia de Ciudad Real tienen un rasgo común: las máscaras callejeras, personajes estrafalarios disfrazados con viejas prendas y telas sacadas de los baúles cuyo objetivo fundamental es el de no ser reconocidos. Llevan el rostro tapado, falsean la voz. En este anonimato surge la complicidad, la broma, la provocación. Todo, o casi todo, está permitido.

En el polo opuesto, el del lucimiento, figuran los desfiles de agrupaciones y carrozas. La alegría, la fuerza, la ilusión y un punto de exhibicionismo envuelven de tal manera que cualquiera puede ser reina, rey, siquiera por un día. Seguidillas, chotis, polcas, mazurcas, pasodobles, habaneras y valses, salidos de guitarras, bandurrias, laúdes y violines, tratan de abrirse paso en medio de músicas ajenas y estridentes. Y en algunos lugares, el recuerdo de las ánimas pone el contrapunto severo y solidario a lo que un día fueron considerados excesos de la carne.

CIUDAD REAL

La gran cita tiene lugar en la mañana del domingo de piñata (25 de febrero). Hasta la capital acuden carrozas y comparsas desde muchas localidades de la provincia, e incluso de otras castellano-manchegas. Si interesante es el gran desfile urbano, no lo es menos recorrer con anterioridad los aledaños del parque de Gasset, donde se concentran las agrupaciones. Allí, poco a poco, se va poniendo en pie el gran tablado de la farsa, con parodias, citas de actualidad e imaginativos disfraces.

Durante la semana de carnaval hay concursos de murgas, comparsas y charangas, y el miércoles 21, el entierro de la sardina, que culmina con una masiva sardinada. Con características similares, la sardina se entierra en casi todos los pueblos donde se celebra el carnaval.

HERENCIA

Tienen tantas ganas de que empiece, que ya el domingo pasado se lanzaron a las calles las máscaras: por eso se llama domingo de las deseosas. Los protagonistas de la fiesta, además de las máscaras, llamadas chistosas o latosas e imposibles de identificar, son el perlé, traje a rayas azules y blancas, gorro del mismo color y látigo en mano, con el que da latigazos al aire; los gigantes y cabezudos; las ginetas, parejas de niños disfrazados que representan diferentes gremios (panaderos, albañiles...), y la música de la agrupación Santa Cecilia.

El martes (20 de febrero) es el día del Ofertorio, y por la mañana hay en la parroquia un funeral de ánimas. Ése, fiesta de Ánimas, fue el nombre bajo el que se ocultó durante los años de la prohibición para poder seguir celebrándolo. Por la tarde hay un gran desfile.

MALAGÓN

El pasacalles de las banderas de ánimas, al redoble de los tambores, es el elemento característico del carnaval de Malagón. Vestidos de negro, pañuelo al cuello y con las banderas rematadas por un colorista penacho de flores, del que penden cintas, la comitiva desfila el domingo, lunes y martes de carnaval. Hay también misa función de ánimas en la iglesia de Santa María Magdalena, ofrenda de las banderas al Santísimo, bailes y desfiles de mascarones callejeros.

A finales de los años setenta comenzó una labor de recuperación de la hermandad de las Ánimas, que desde antiguo (hay quien remonta la tradición al siglo XVII, aunque no existen testimonios escritos) recorría las calles con sus banderas y tocando el tambor.

MIGUELTURRA

"¿A que no me conoces?" será, el lunes y el martes próximos, la expresión más repetida en Miguelturra. Y la respuesta ha de ser necesariamente negativa. Solas, en pareja, en grupos, cubiertas con ropas viejas o con imaginativos retales, su presencia es sinónimo de festivo desconcierto. El domingo de piñata hay un gran desfile de murgas, comparsas y carrozas. Miguelturra fue uno de los pueblos que más lucharon por conservar la fiesta, aun corriendo delante de la Guardia Civil. "Los años en que estuvo prohibida nos vestimos más que nunca", cuentan, para añadir: "Somos muy mascaritas todos". Ya lo dice el cantar: "Sin antifaz te veía / y una vez con él te vi. / Sin él no te conocía / mas con él te conocí".

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