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Israel sitúa al frente del Ejército a un general curtido en Líbano

"La responsabilidad que asumes es muy grande y no tienes ni un solo día de gracia: los desafíos son inmediatos y complejos". Con estas palabras poco tranquilizadoras, el ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, daba ayer la bienvenida al nuevo jefe del Estado Mayor, el general Gabi Ashkenazi. Este veterano oficial, de 53 años, curtido en mil batallas con su brigada Golani, afronta ahora una contienda difícil: reconstruir la confianza en unas fuerzas armadas, dañada por los errores cometidos durante la guerra de Líbano de 2006.

Ashkenazi, que estuvo al frente de la Comandancia Militar Norte, con jurisdicción sobre el sur de Líbano, los últimos años antes de la retirada israelí en 2000, es consciente de que se ha convertido en jefe del Ejército gracias a la dimisión de Dan Halutz, puesto en la picota por la opinión pública tras la guerra contra Hezbolá. "El reto que tenemos es el de mejorar la capacidad y preparación de nuestras fuerzas. Tenemos que aplicar las conclusiones y las lecciones de la guerra", asumió el nuevo jefe del Estado Mayor.

Ashkenazi asume el mando con la cúpula de los generales divididos y muy preocupados por las conclusiones de la comisión que investiga su labor durante la reciente guerra. La reconstrucción de las Fuerzas Armadas que propone se funda en aumentar los ejercicios militares, potenciar el papel de las descuidadas fuerzas de reservistas y restaurar la capacidad de disuasión del Tsahal en la zona.

Halutz y Ashkenazi provienen de la localidad Hagor, al norte de Tel Aviv. Pero ahí acaban las similitudes. Halutz es un ex piloto de élite, con miles de horas de vuelo en su historial y arrogante. Su nula experiencia en tierra le provocó muchas críticas, aumentadas durante la guerra, en la que creía que sólo con operaciones aéreas podía acabar con los milicianos de Hezbolá. Ashkenazi es la otra cara de la moneda. Menos pretencioso y con menos talento, representa la mentalidad del soldado de tierra, obsesionado por los pequeños detalles, realista y que conoce cada colina del país. Es, según el diario Haaretz, moderado en su posición frente al conflicto palestino.

Tras presidir en Jerusalén la toma de posesión de Ashkenazi, Olmert viajó a Turquía para reunirse con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Al margen de comentar la situación política, dialogarán sobre la alianza militar y proyectos de cooperación.

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