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Reportaje:

La última batalla de Sintel

La imputación de Villalonga culmina una dura lucha sindical

Fernando Núñez tiene que acudir esta mañana a la Tesorería de la Seguridad Social para resolver algunos asuntos laborales. Es el jefe de personal de Sintratel, la sociedad anónima laboral creada por la plantilla de la antigua Sintel, quebrada en 2000.

En esta empresa, dedicada a servicios de telecomunicaciones y situada en el polígono industrial Los Ángeles en Getafe (Madrid), trabajan 250 empleados procedentes de Sintel. Otros 470 están prejubilados y los restantes 850 se han tenido que "buscar la vida", según afirma Fernando Núñez.

Son los últimos trabajadores de la plantilla de una filial de Telefónica que nació en el año 1975 para suministrar a la compañía. Desde 1975 a 1982 nadó en la abundancia con todos los pedidos vendidos. Pero la liberalización del sector le echó del mercado en precios y servicios. Lo que era una solución en 1975 se convierte en un problema en 1987.

Sintratel recuperó a 250 empleados de la ex filial de Telefónica, y otros 470 se prejubilaron
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La recesión de 1993 le zumba fuerte y en abril de 1996 Telefónica (presidida entonces por Cándido Velázquez) vende Sintel al empresario cubano estadounidense Jorge Mas Canosa en una operación que va acompañada de un vaciamiento patrimonial como denuncian los trabajadores. Por este hecho declara hoy ante el juez como imputado Juan Villalonga, presidente de Telefónica de 1996 a 2000 y que remató la operación.

Por su parte, los 470 prejubilados de Sintel han formado una asociación y se reúnen en un salón cedido por la asociación de vecinos Orcasur, en el barrio de Orcasitas (Madrid). Pedro Lara, de 55 años, ayudante técnico de ingeniería, atiende diariamente la oficina junto con otros compañeros en turnos que se siguen con rigor.

"Recibimos diariamente unas 20 llamadas con distintos temas. Canalizamos hacia bolsas de trabajo la petición de compañeros que buscan empleo y en general atendemos a los problemas de todo tipo que puedan surgir", dice el prejubilado de Sintel. Lara afirma que muchos trabajadores se han puesto a trabajar en el sector del taxi, otros de jardineros, de empleados de gasolineras, etcétera.

En toda la crisis empresarial, la figura central es Adolfo Jiménez, el que fuera presidente del comité de empresa de Sintel y que ha tenido un protagonismo destacado en todo el proceso. Ahora preside el consejo de Sintratel.

Animado por la entrada de la Fiscalía Anticorrupción en la crisis de Sintel, Jiménez cree que los trabajadores han sido olvidados tanto por el Gobierno del PP como por el del PSOE y, por supuesto, por los sindicatos. Jiménez recuerda que tuvo que producirse una movilización de seis meses en pleno paseo de la Castellana de Madrid (entre enero y agosto de 2001) para que la presión popular y mediática forzara un acuerdo entre el Gobierno del PP, Telefónica y los sindicatos.

De aquella enconada lucha sindical en el pasado, quedan importantes lazos personales que perduran. Tras el acuerdo de agosto de 2001, la plantilla de Sintel cobró las seis nóminas que les debían cuando quebró la empresa junto con los dos años de paro reglamentados y el 45% del salario como indemnización por año trabajado.

El proceso legal de liquidación de la quiebra está en su fase final y sólo faltan algunos flecos. Se ha pagado a la plantilla y a los acreedores con dinero procedente de Telefónica, que tuvo que aportarlo por efecto de la retroacción de la quiebra dictada por el juez.

Empleados de Sintratel trabajan en el cableado del metro de Madrid.
Empleados de Sintratel trabajan en el cableado del metro de Madrid.MANUEL ESCALERA

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