Oriol Izquierdo quiere que las letras catalanas recuperen su autoestima
El director de la ILC 'trabajará' la enseñanza y la prensa
Aumentar los canales que facilitan a los lectores el acceso al libroy erradicar, a partir de la prensa y la enseñanza, "esa imagen de las letras catalanas como un mundo casposo y en el que el autor cree que no escribe para nadie". Son los ejes del giro que el nuevo director de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), Oriol Izquierdo, quiere dar a una entidad que "se refundará" ante la futura creación del Consell de la Cultura i les Arts.
El futuro Consell absorberá de la ILC una de sus atribuciones paradigmáticas: la ayuda a la creación literaria, a la que el año pasado destinó 210.000 euros. Así, de los tres objetivos fundacionales de la entidad creada por la Generalitat en 1937 para promocionar la literatura y los autores catalanes, y que fue recuperada en 1987 -soporte a la creación, proyección exterior y proyección interior-, en apenas cinco años la entidad habrá perdido los dos primeros, en tanto que la creación del Institut Ramon Llull, en 2002, la vació de competencias en el ámbito internacional.
Aun así, según Izquierdo, "nos queda la vertiente más importante, porque trabajar en la proyección interior nos permitirá dar prestigio social a la literatura y recuperar la autoestima de las letras catalanas, cuyo gran mal es su falta de conexión con su sociedad". En esa línea, "si los lectores son un campo, nosotros debemos abonarlo para que broten muchos y muy diversos, y eso es un cambio importante de mentalidad para la ILC", opina Izquierdo.
Nacido en Barcelona en 1963, licenciado en Filosofía, director de Edicions Proa entre 1987 y 1998, profesor universitario y crítico literario en los años ochenta, Izquierdo es consciente de que "la literatura ya no es el nervio central sobre el que se edifica el imaginario colectivo catalán, pero hay que recuperar posiciones; no puede ser que los mitos y las geografías literarias de los alumnos sean españoles y, sólo muy secundariamente, catalanes".
Las causas de este desprestigio están, según el nuevo director de la ILC, en "un efecto estructural de la dictadura franquista que la evolución del sector editorial en el marco de la industria del ocio, la debilidad de las librerías y la falta de complicidad de los medios de comunicación, especialmente los públicos, han acabado reforzando". Y hasta el extremo, según Izquierdo, de que "muchos escritores catalanes dimiten porque, amén de que puedan vivir o no de ello, creen que están solos y nadie les escucha; y otros, haciendo una mala lectura, creen que es mejor escribir sólo en castellano, cuando esos autores tienen problemas muy parecidos y sólo les salva que son hegemónicos en los medios y en la librería".
Autocrítico, Izquierdo admite que parte de esa mala imagen de la literatura catalana es fruto de una sobreprotección institucional que mimó más la cantidad que la calidad: "El soporte genérico a la edición era imprescindible cuando se creó, pero es evidente que duró demasiado y sus efectos secundarios no se supieron atajar". En cualquier caso, para cambiar ese aire de desazón que hoy impregna las letras catalanas, el director de la ILC confía, por ejemplo, en la nueva ley de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió y "en su nuevo contrato programa, en el que la ILC tendrá mucho que decir, así como también en la enseñanza". ¿Más horas de programación televisiva y de estudio? "No es tanto eso como impregnar al máximo el ciclo educativo, por un lado, y, por el otro, lograr que el gran altavoz de hoy, el gran escaparate que es lo audiovisual tenga interiorizado unos referentes". Izquierdo también aboga por potenciar las rutas literarias y las casas-museo de los escritores, y alimentar los dos extremos del segmento literario -la literatura de público masivo y la alta literatura-, en la línea que reclamó públicamente el escritor y ex director de Promoción Cultural de la Generalitat, Vicenç Villatoro, hace unas semanas en un acto organizado por la propia ILC. "Su análisis no es distinto del que hacemos nosotros, pero sin la lectura en clave política, que estaba fuera de lugar".
En contraste con la situación de divorcio entre sociedad y literatura catalanas, Izquierdo no se muestra preocupado por la representatividad de las letras catalanas en la Feria del Libro de Francfort, donde la cultura catalana será este año la invitada de honor. "Está muy bien diseñado para explicar la complejidad de lo que somos: mostraremos que tenemos unas letras con una tradición milenaria; que nuestra cultura se ha ido desarrollando también con aportaciones de gente del país y de fuera, y que tenemos una industria editorial en catalán y en castellano. No podemos ir en contra de lo que ocurre en la realidad, pero en cualquier caso nuestra seña de identidad son las letras en lengua catalana y eso, sin duda, estará".
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