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Reportaje:

Un barco bajo vigilancia

Interior siguió al carguero fondeado en Nuadibú con 400 'sin papeles' desde que zarpó de Conakry hasta que pidió ayuda frente a Senegal

Marine I, el carguero con 400 inmigrantes que una nave de Salvamento Marítimo remolcó el pasado viernes hasta las cercanías de Nuadibú, era vigilado por el Ministerio del Interior en el puerto de Conakry antes de que embarcara a los sin papeles. El barco permanece desde hace cinco días fondeado frente a la ciudad mauritana. Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores han reconocido a este periódico que las negociaciones para desembarcar a los inmigrantes están siendo "muy difíciles".

Después de zarpar de la capital de Guinea-Conakry, el Marine I fue localizado y fotografiado, el 30 de enero, por un avión de reconocimiento español en el pasillo marítimo entre Senegal y Cabo Verde. Al día siguiente, el barco lanzó un SOS que fue captado en el Centro de Control de Salvamento de Senegal.

Del centro de acogida levantado por militares españoles en Nuadibú sólo queda el esqueleto

En ese momento, el carguero todavía se hallaba en el área de responsabilidad de salvamento que los convenios marítimos internacionales adjudican a Senegal. Pero las autoridades de Dakar comunicaron a sus homólogas españolas que carecían de medios para intentar un rescate.

El jueves de la semana pasada, Salvamento Marítimo decidió enviar su remolcador Luz de Mar a la zona. El barco zarpó de Tenerife y se dirigió a toda máquina hacia el sur. Alcanzó al Marine I frente a la costa de Mauritania, justo cuando el carguero acababa de lanzar un nuevo SOS, y lo remolcó hacia Nuadibú, que era el puerto más cercano.

La intención del Luz de Mar era desembarcar a los inmigrantes en Nuadibú, alojarlos en el campamento habilitado allí por militares españoles el año pasado y proceder a su identificación y repatriación. Pero de ese campamento, levantado en medio de un barrio de chabolas, sólo queda el esqueleto. Alguien se ha llevado las grandes tiendas de campaña, capaces de albergar a decenas de personas. Nadie explica su desaparición.

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El Gobierno de Nuakchot se negó, además, a permitir atracar un buque que, a su juicio, debió haber sido rescatado por sus vecinos senegaleses, con los que siempre ha mantenido una relación difícil.

Al ver que las negociaciones se dilataban, las autoridades españolas cargaron de provisiones el barco hospital Esperanza del Mar, que se hallaba en el puerto de Las Palmas y, el pasado lunes, lo enviaron a la zona para avituallar a los inmigrantes. Pero el martes por la noche, cuando el Esperanza estaba a punto de llegar a Nuadibú, cambiaron las órdenes: debía mantenerse en el área, pero fuera de la vista del carguero para no alimentar las expectativas que albergan los sin papeles de ser llevados a España.

Mientras tanto, en Madrid, el Ministerio de Asuntos Exteriores se había hecho cargo de la crisis. Tras el fracaso de las gestiones de la Embajada de España ante el Gobierno de Nuakchot, el departamento que dirige Miguel Ángel Moratinos trata ahora de implicar en la crisis al Gobierno de Guinea-Conakry, país del que zarpó el barco, al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), para el caso de que entre los inmigrantes haya refugiados políticos, y a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), organismo que gestiona programas de retorno voluntario de inmigrantes a sus países de origen. Un representante de esta última organización tenía prevista su llegada a Nuadibú a medianoche de ayer.

Tras varios días zarandeando al Marine I con olas de cinco metros, el mar estaba ayer más calmado al suroeste de Cabo Blanco, donde se encuentra el buque. Hasta el momento, nadie ha subido a bordo.

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