Alfred Worm, un periodista incómodo para los políticos
Investigó los escándalos de corrupción en Austria
Alfred Worm, el icono del periodismo de investigación en Austria, falleció en la noche del domingo 4 de febrero en su casa de Viena a consecuencia de un infarto. Tenía 61 años.
En un país gestionado por alianzas políticas, gremios y amiguismos impermeables, el periodista Alfred Worm rompió las apacibles apariencias al sacar a la luz numerosos escándalos de corrupción e hipocresía. Uno de sus mayores logros fue, en 1980, el descubrimiento del fraude financiero en la construcción del principal hospital de Viena, el AKH.
Worm nació el 14 de junio de 1945, estudió y practicó la ingeniería antes de ingresar en el semanario Profil, en 1983 se permitió un paréntesis de cinco años en la política como concejal del democristiano Partido Popular, y a partir de 1999 publicaba y ocupaba un cargo directivo en la redacción del semanario News.
Alfred Worm era "la personificación de la integridad periodística", dijo el canciller socialdemócrata Alfred Gusenbauer. "Su lucha contra la corrupción ha transformado decididamente la política nacional austriaca. Su actitud, que parecía un combate contra molinos de viento, ha logrado poner a prueba el poder de esos molinos".
El vicecanciller democristiano Wilhelm Molterer destacó que Worm era "una figura ejemplar para las futuras generaciones de periodistas en Austria".
Según el líder del Partido Verde, Alexander van der Bellen, Worm "representaba en el mejor sentido de la palabra el cuarto poder en el Estado". Lo que nadie puede decir de él es que fuera una figura cómoda. Y, no obstante, ahora lo elogian incluso los políticos que antes lo combatían, como es el caso de los radicales de derecha.
"Nos unía una larga enemistad", dijo con cariño Jörg Haider. El polémico líder derechista demandó a Worm más de setenta veces por difamación. Pero la mutua aversión amainó en los últimos años, hasta el punto de que ambos publicaron juntos un libro titulado Debate con Haider.
Era amplia la gama de temas en los que Worm se zambullía. Su seriedad en las investigaciones llamó la atención de Natascha Kampusch mientras vivía prisionera en un zulo subterráneo. La joven, que había sido secuestrada a la edad de 10 años, percibía el mundo exterior únicamente a través de los medios de comunicación. Natascha contó que durante sus ocho años y medio de cautiverio pensaba que si un día conseguía liberarse de su raptor y alguien la entrevistaba, el mejor sería Alfred Worm.
El periodista cumplió el deseo de la joven, y por su labor fue condecorado el año pasado con el título de mejor periodista de 2006.
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