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El 26% de los adolescentes fuma porros habitualmente

La última Encuesta sobre drogas a población escolar muestra que el 26,2% de los adolescentes entre 14 y 18 años consume cannabis o fuma porros de modo habitual. Estos datos, referidos a la Comunidad de Madrid y extrapolables al resto de la población española de la misma edad, indican un aumento de 1,3 puntos porcentuales respecto al consumo de esta sustancia en 2002, que se situaba en el 24,9%.

La encuesta también evidencia que, según los consumidores consultados, el cannabis les produce pérdidas de memoria (30,5%), dificultad para estudiar o trabajar (19,7%), tristeza, apatía y depresión (17,1%), y enfermedades o problemas físicos (6,6%).

El consumo elevado de porros puede tener como efectos inmediatos una falta de motivación para hacer las tareas cotidianas y reacciones de suspicacia. Si, además, es habitual, aparece tolerancia a sus efectos, por lo que el consumidor necesita ir incrementando la dosis para obtener las mismas sensaciones. Al cesar el consumo, se presenta el síndrome de abstinencia, caracterizado por cuadros de ansiedad, irritabilidad, insomnio, temblor y vómitos, entre otros.

Trastornos psiquiátricos

A juicio de los especialistas, uno de los principales riesgos del consumo habitual es la posibilidad de que se desencadenen ciertos trastornos psiquiátricos: cuadros de ansiedad, crisis de angustia, trastornos afectivos y cognitivos, deterioro de la personalidad y otros procesos psicóticos. Estudios recientes sugieren que la posibilidad de que aparezca un cuadro psicótico es 3,5 veces superior en los fumadores de porros que en los no consumidores.

Sólo en la Comunidad de Madrid la red asistencial de la Agencia Antidroga de la Consejería de Sanidad y Consumo ha proporcionado ayuda, en la mayoría de los casos ambulatoria, a más de 4.000 personas que solicitaron en 2006 tratamiento y rehabilitación por dependencia de derivados del cannabis.

El perfil de estos pacientes atendidos se corresponde en el 80% de los casos con un varón de 28 años de edad media, que había empezado el consumo de cannabis en torno a los 16. La adicción a esta sustancia adquiere especial importancia en el grupo de los menores, puesto que supone la razón para solicitar tratamiento en el 50% de los casos en este tramo de edad.

Además, los efectos del consumo y abuso de esta droga se reflejan en las urgencias hospitalarias. Por ejemplo, en 2005 se registraron en la Comunidad madrileña en torno a 1.400 urgencias hospitalarias originadas por consumo de cannabis, solo o en combinación con otras sustancias.

Los especialistas subrayan que el tratamiento de deshabituación pasa por un abandono total de la droga e incluye apoyo psicológico y a veces tratamiento psiquiátrico de algunas patologías asociadas a su consumo.

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