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Renfe admite que Cercanías sufrirá retrasos al menos hasta octubre

Las incidencias descienden el 15% en los dos últimos meses, según la empresa

No parece haber solución para los retrasos en Cercanías de Renfe que se prolonagrán al menos hasta octubre. El Plan de Actuaciones Urgentes (PAU) ha logrado reducir el número de incidencias en un 15%, pero los responsables de la compañía dijeron ayer que las incidencias continuarán, especialmente en las proximidades de las obras del AVE. Los alcaldes de Viladecans, Gavà y Castelldefels se mostraron esperanzados en que a finales de año la línea C-2 sufra una mejora sustancial.

Los usuarios deberán acostumbrarse a las averías y retrasos que Renfe acumula con periodicidad casi semanal. El PAU que puso en marcha el Ministerio de Fomento el pasado mes de noviembre para mitigar las averías y retrasos en la red de Cercanías de Barcelona ha servido para reducir en un 15% los problemas. Sin embargo, las medidas incluidas en el PAU no serán la varita mágica que asegure un servicio eficiente a corto plazo. "Estamos convencidos de que mejoraremos, aunque eso no significa que eliminemos los retrasos. Esperamos que en el futuro éstos sean más leves y menos costosos para el usuario", admitió ayer el delegado de Fomento en Cataluña, Jordi Prat.

Prat vinculó algunas de estas incidencias en el servicio de Cercanías a la proximidad de las obras del AVE, especialmente en el tramo viario que va desde la estación de Sants hasta El Prat. Está previsto que los trabajos finalicen en octubre. Hasta entonces, los usuarios estarán a expensas del destino cada vez que se suban a un tren: "No puedo ser optimista hasta que finalicen las obras", señaló el delegado. "Pero para finales de este año habrá un antes y un después en el servicio de Cercanías", añadió.

Avanlancha de problemas

Durante los meses de octubre y noviembre del año pasado Renfe alcanzó su pico más alto de incidencias: más de 50 retrasos y unos 500.000 usuarios afectados. Aquella avalancha de problemas obligó al Ministerio de Fomento a desplegar una serie de medidas excepcionales encaminadas a normalizar la situación. Desde entonces, el servicio de Cercanías ha aumentado su oferta de transporte en 7.000 plazas por hora, se han incorporado ocho trenes para reforzar la línea que va al aeropuerto y se ha contratado a 667 personas para ejercer labores de información al viajero.

El balance del PAU, hasta el momento, se ha saldado con un 15% menos de incidencias que en 2006. El número de minutos de retraso de los trenes ha descendido en un 10%. Prat afirmó que este plan de choque "ha comportado mejoras en el servicio", pero, añadió, "hay que alejarse de triunfalismos". El descenso en las averías también ha repercutido en el número de reclamaciones interpuestas por los usuarios: 1.020 el mes pasado por las 1.334 registradas en enero de 2006.

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El PAU también ha venido acompañado de una fuerte inyección presupuestaria. Los próximos dos años Fomento invertirá 48 millones de euros -24 millones anuales- para el mantenimiento de las vías. En todo el año pasado el ministerio que dirige Magdalena Álvarez destinó 15 millones para este cometido.

Pero no parece que este conjunto de medidas de urgencia sirva para poner fin a las molestias con las que el servicio de Cercanías tiene acostumbrados a los usuarios. En enero se registraron siete incidencias. La más grave se produjo el día 23. Una máquina perdió una rueda y bloqueó las vías por lo que 130 trenes y 80.000 pasajeros quedaron afectados por esta avería. Los viajeros se quejaron sobre todo de falta de información por parte de la empresa. Ninguno de los más de 600 agentes dispuestos en todas las estaciones para tal fin fueron capaces de orientar a los pasajeros. "Ni nosotros sabíamos cuándo iba a quedar restablecido el servicio", justificó Prat.

En 2006 Renfe perdió 400.000 viajeros. La empresa alegó que el descenso de usuarios era debido al fin de las obras del intercambiador en la estación de la Sagrera, que hizo que muchos pasajeros optaran por coger el metro, y a las obras en la línea que va al aeropuerto, que cuenta con 80.000 usuarios.

Renfe, como operador del servicio, y Adif, como empresa encargada de gestionar las vías y la electrificación, además de regular el tráfico, se han repartido las culpas de todas las incidencias ocurridas en el último año. Adif es además la compañía que gestiona las obras del AVE.

Los alcaldes de Viladecans, Gavà y Castelldefels -todos socialistas- mantuvieron ayer una reunión con los responsables de Renfe en Cataluña para tratar el mal funcionamiento de la línea C-2 de Cercanías, una de las más colapsadas y con mayor frecuencia de problemas. El encuentro acabó con un gran apretón de manos entre los implicados.

Los tres ediles se mostraron muy satisfechos por el plan de choque que les presentó Jordi Prat, que prometió trenes con el doble de la capacidad actual y una mayor frecuencia de paso por las tres localidades. Sin embargo, esas medidas no llegarán antes de finales de año. Ante estas perspectivas, los tres alcaldes se abstuvieron de expresar quejas por el servicio que Renfe presta en la actualidad.

El alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, se mostró comprensivo con los problemas contínuos de la línea debido a la construcción de la alta velocidad: "Se están llevando a cabo unas obras de mejora que son de gran envergadura y muy importantes para garantizar en el futuro el transporte público", y añadió: "ahora no se pueden mejorar las frecuencias, pero sí cuando se acaben las obras". Por su parte, el alcalde de Castelldefels, Antoni Padilla, mostró su confianza en que "la apertura de la línea del AVE permitirá que todos los trenes de Cercanías tengan vía libre". Joaquim Balsera, edil de Gavà, confió en que "a finales de 2007 e inicios de 2008 haya una mejora sustancial".

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