Los agricultores de Vera luchan contra la "barbarie" del plan que destruye la huerta

Los propietarios de la huerta de Vera de Alboraia se sienten impotentes. Quieren continuar viviendo y cultivando la productiva porción de tierra comprendida entre las vías del tren y la autovía AP-7. Pero el Ayuntamiento de la población continúa su plan de trasladar el centro comercial de Port Saplaya (Alcampo, Leroy Merlín y Norauto) a esos 400.000 metros cuadrados de Vera para construir viviendas y una marina en su lugar. La Consejería de Territorio ha aprobado el concierto previo del PGOU de Alboraia. Un paso más en la "barbarie", denuncian los propietarios.

Burriel acusa al Consell de cometer un "crimen imperdonable contra lo mejor del paisaje"

Esa parte de la huerta, pegada a Valencia, conserva su valor paisajístico, patrimonial y económico. Hasta cuatro cosechas al año se pueden sacar de ella. Ahora se acaba de recoger la chufa, pero además se cultivan lechugas, patatas o zanahorias. "Y en ella trabajan además agricultores jóvenes, de unos 40 años, que han decidido explotar la tierra y vivir de ella. No es que la hayan heredado de sus padres. Es una barbaridad querer destruir la huerta. Una barbarie", explica Consuelo Jarabo, presidenta de Salvem l'Horta Vera-Alboraia.

La asociación, que aglutina a la mayoría de propietarios que no quieren vender sus tierras, está indignada porque, dice, siempre se entera por la prensa de los planes del Ayuntamiento, gobernado por Manuel Álvaro, del PP. Este fin de semana se enteraron de que la Consejería de Territorio ha aprobado el concierto previo del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Alboraia, con la condición de adecuarse al futuro Plan de Acción Territorial de la Huerta, entre otros.

El concierto previo reduce los metros de huerta protegidos y convierte en urbanizables la partida de Vera citada. El objeto es ubicar ahí las superficies comerciales que conforman Alcampo, Leroy Merlín y Norauto para construir viviendas y una marina en la prolongación de la actual urbanización frente al mar de Port Saplaya.

"La aprobación del concierto previo no es un buena noticia y contradice las manifestaciones del consejero de Territorio, Esteban González Pons, sobre su intención de proteger la huerta y proteger el territorio. Vamos a estudiar el concierto previo bien y a ver si hay posibilidades por la vía judicial. También nos gustaría entrevistarnos con el alcalde y el consejero, pero nunca han contado con nosotros. Que nos dejen decidir qué es lo que queremos hacer con nuestra casa y nuestra vida. Nunca nos han respetado", se queja Jarabo.

Salvem l'Horta Vera-Alboraia presentó recursos contra los dos concursos del Ayuntamiento para urbanizar la zona. Se estimó uno de ello si bien se ha levantado la paralización cautelar. Ahora se espera la resolución definitiva.

El secretario de Urbanismo y Territorio del PSPV-PSOE, Eugenio Burriel, acusó ayer a Esteban González Pons y al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, de "cometer un crimen imperdonable contra lo mejor de nuestro paisaje, lo mejor de nuestra historia y lo mejor de nuestra gente que son los agricultores que trabajan día a día en la huerta de Vera".

El concierto previo del PGOU de Alboraia "pretende urbanizar el 60% de la huerta de la zona", lo que "supone la desaparición de uno de los paisajes de mayor valor" y demuestra que la política del Consell de Camps "sigue siendo la misma porque la destrucción de nuestro territorio avanza día a día", abundó.

Consideró que el consejero de Territorio "se queda sin ningún tipo de credibilidad" y destacó que los propietarios no pretenden especular con los terrenos. Es "realmente terrible" que "se sacrifique un espacio tan importante para los valencianos sólo para colocar otro centro comercial que se puede ubicar en cualquier otra zona", apostilló.

Recordó que González Pons se comprometió a crear un Plan de Protección de la Huerta antes de finales de 2006. "No sólo no existe este plan sino que además el Gobierno valenciano sigue apoyando la destrucción de nuestro territorio", agregó.