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Reportaje:

Nueva etapa y nuevo patrón para Enagás

El mercado acoge, primero con pavor y después con cautela, al nuevo marco retributivo del gas

Enagás, propietaria de la mayor parte de infraestructuras gasistas españolas y que actúa como gestor técnico del sistema, acaba de iniciar una nueva etapa, marcada por un cambio de presidente y por un nuevo marco retributivo del Gobierno. La empresa que pilota ya Antoni Llardén, procedente de Gas Natural, asegura que este nuevo marco no afectará a su plan de inversiones, pero, para los inversores, hay un antes y un después.

Pese al recelo del mercado, el Gobierno sostiene que la rentabilidad garantizada a Enagás es "razonable", e introduce "transparencia" y "estabilidad"

Enagás cotizaba en máximos en diciembre pasado, sobre los 21 euros por acción, hasta que la fiesta se aguó tras la publicación de las órdenes de Industria sobre el gas, que abarcaban tarifas, peajes, retribución de las regasificadoras, las actividades reguladas y los almacenes subterráneos. El fin de fiesta se debió a que se estableció una nueva metodología a la hora de calcular cómo se redistribuyen las inversiones en estas infraestructuras. El ex presidente Antonio González-Adalid disparó las alarmas y se mostró sorprendido.

La caída de la rentabilidad no será tan acusada como se planteó. Primero, Industria fijó una tasa de rentabilidad (TIR) de un 7% frente al 10% vigente hasta entonces. Según el ministerio será "algo superior al 8%". En todo caso, el mismo día que el consejo de Enagás eligió por unanimidad a Llardén nuevo presidente, la compañía declaró "plenamente viable" su programa inversor hasta 2012, que contempla un desembolso de 4.100 millones de euros, pese al cambio de normativa.

"Es cierto que el cambio no es tan duro como se pensaba, que la empresa ha tenido un crecimiento sostenido en resultados (con una ganancia de 225,3 millones en 2006, un 18% más que en el ejercicio anterior) y que el mercado de gas en España registra elevados crecimientos y tendrá una gran expansión", señala Julián Coca, gestor de renta variable de Inversis.

Sin embargo, los analistas coinciden en mostrarse "cautelosos" con el valor porque, en palabras de Coca, "la incertidumbre no se ha despejado y, hasta que eso ocurra, la cotización continuará en un canal plano", en torno a los 17 euros por título. El pasado viernes Enagás cerró a 17,30 euros.

Desde Selftrade, Alicia Jiménez añade: "Cuando un inversor compraba acciones de Enagás, compraba una empresa intocable en el plano regulatorio, segura de que sus tarifas eran intocables porque, para que el sistema no fallara, se garantizaría su capacidad de inversión en infraestructuras, vista la creciente demanda de gas, con el beneplácito del regulador".

Prima de riesgo

Pero eso ha cambiado, al menos desde el punto de vista del mercado. Enagás ya no se percibe como una empresa "defensiva" sino "volátil". "El perfil del inversor que pone su dinero en Enagás ha cambiado. El inversor que buscaba un valor defensivo se ha ido y el que le ha relevado es más cortoplacista, ha aprovechado la caída de la cotización para comprar barato", añade la analista de Selftrade. "Se ha introducido una prima de riesgo que no existía. Enagás era sinónimo de resultados con doble dígito y de marco regulatorio estable", coincide Antonio López de Fortis.

El Gobierno no ve las cosas de igual manera. Sostiene que la reforma garantiza una "rentabilidad razonable" a una compañía que, concentrado su negocio en actividades reguladas, tendrá garantizada sí o sí una rentabilidad mínima, "podrá afrontar sus inversiones futuras". Industria añade que el sistema introduce mayor "transparencia", precisamente para que los analistas puedan juzgar mejor la gestión en la compañía, y asegura además que esta reforma está para quedarse y dar "estabilidad", pese a las apariencias. El año próximo será el turno de Red Eléctrica Española (REE) a la hora de afrontar un cambio de marco retributivo, una REE con la que Enagás siempre habla de mejorar la "coordinación" pero sin otear fusión alguna.

Antoni Llardén, que en los noventa trabajó con Josep Borrell, tiene buena relación con el Gobierno. En el mercado esta circunstancia no se ve como algo negativo -el día de su elección la cotización de Enagás se recuperó un 3,5%-, sino como una baza que puede suavizar la relación entre una empresa privada pero que opera en un sector regulado y el Ejecutivo. "González-Adalid quedará como un buen presidente, pero la combinación de un perfil técnico muy completo y al mismo tiempo de un cierto perfil político puede ser ahora positivo, porque al final el mayor cliente de esta empresa es el regulador", apunta López, de Fortis.

El relevo de González-Adalid, considerado próximo al ex presidente de Repsol YPF Antonio Cortina, se atribuye a los movimientos del ex ministro de Industria José Montilla, aunque otras fuentes miran también hacia el actual presidente de la petrolera, Antoni Brufau, vicepresidente de Gas Natural. En la gasista, Llardén era director general de recursos, cargo en el que ahora ha sido sustituido por el ex director general de la cementera Uniland Francisco Reynés. Gas Natural, con un 5% del capital, verá reducido su peso a un 1%, mientras las cajas CAM, Cajastur, Sagane (Murcia, Granada y Castilla-La Mancha), también con un 5% cada una, verán encogidos sus derechos políticos a un 3%, siempre que salgan adelante estos cambios, promovidos por el PSOE, en la modificación de la Ley de Hidrocarburos.

El nuevo presidente de Enagás ha iniciado sus primeros contactos con las autoridades y con los clientes, y ha empezado a abordar internamente los objetivos estratégicos del año para la compañía, que tiene como prioridad "asegurar el abastecimiento mediante su proceso de expansión en infraestructuras", apunta la propia empresa. Entre éstas, el gasoducto submarino que unirá la Península con Baleares desde Denia o la construcción de la nueva planta de regasificación del puerto de El Musel, en Gijón, adjudicada a Enagás en noviembre pasado.

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