El Depor sobrevive a sus limitaciones
El equipo de Caparrós vence a un Mallorca en el que naufragaron Ibagaza, Maxi y Arango
Para ganar un partido es necesario no tener miedo a perderlo. Cuando dos equipos se dedican a correr sin fútbol en los pies provocan que el espectador mire más al reloj que al campo. Deportivo y Mallorca se respetaron demasiado durante los primeros 44 minutos de partido. Pero cuando el sufrido respetable -merece un gran respeto su paciencia para aguantar un partido en rebajas sin moverse del asiento- suplicaba el silbido del árbitro para pirarse a la cantina a recordar la goleada en Copa contra del Valladolid, se encontró con la grata sorpresa de un penalti a favor del Deportivo. Así los comentarios en el descanso son otra cosa.
Jordi López agarró a Javier Arizmendi en una falta botada por Estoyanoff y el mundialmente conocido juez de línea Rafa le chivó la infracción a Iturralde González. El uruguayo Estoyanoff engañó con picardía al meta Prats desde los once metros para adelantar al Deportivo.
DEPORTIVO 1 - MALLORCA 0
Deportivo: Aouate; Manuel Pablo, Andrade, Juanma, Capdevila; Estoyanoff, (Taborda, m. 61) , Duscher (Verdú, m. 80), De Guzmán, Cristian; Riki (Pablo Álvarez, m. 74) y Arizmendi. No utilizados: Munúa; Coloccini, Sergio y Juan Rodríguez.
Mallorca: Prats; Héctor, Ramis, Nunes, Navarro; Jonás, Basinas, Jordi López (Jankovic, m. 65), Arango; Ibagaza y Maxi López (Víctor, m. 65). No utilizados: Juanjo; Pereyra, Varela, Tuni y Dorado
Goles: 1-0. M. 23. Estoyanoff de penalti.
Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Estoyanoff, Ramis, Jordi López y Maxi.
Unos 16.000 aficionados en Riazor.
En cierto modo fue un acto de justicia. El Depor había jugado poco, el Mallorca nada. Gregorio Manzano alineó en Riazor a su mejor artillería, la que se reservó en la eliminatoria de Copa. Pero, por lo visto o por lo no visto, cuesta creer que Ibagaza haya sido un futbolista capaz de atrapar el corazón de los amantes del fútbol; que Maxi López tenga una Champions en su hoja de servicios; o que Arango, ahora sin melena, haya sido capaz de rescatar a su equipo del descenso.
Es conocido que el Depor es un equipo que juega más con el empeño que con el talento. Sencillamente, como el dinero, escasea. Pero empieza conocer sus limitaciones y eso le convierte en un enemigo muy difícil ganar. Consiguió que la pelota se pasease en media docena de ocasiones por el área del Mallorca a la espera de que Riki o Arizmendi pescasen una pelota. Y consiguió un gol. Nada más. Si en el primer tiempo hubo miedo, en el segundo cundió el pánico. Una falta tocada con pillería por Ibagaza para Arango se fue a orillas del poste. Es lo que le suele pasar al que un día fue rico y se ve pobre. Se agarra con desesperación a lo que le queda y ahora en A Coruña tres puntos saben como cuando en otros tiempos se ganaba a los grandes de Europa. El Mallorca intentó jugar cuando ya no tenía remedio. Manzano tiró de Jankovic y de Víctor para meter el miedo en el cuerpo al Depor. Sólo fueron un par de sustos. Lo intentó hasta el final, agónico para los dos equipos, aunque el Depor continúa sumando. Es lo que importa.
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