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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

África china

África se ha convertido en prioridad para la expansión de la economía china, que en 2006 creció a un ritmo del 11%. Así lo confirma el actual viaje de Hu Jintao a ocho países africanos, el segundo del líder chino en menos de un año a ese continente y el tercero allí desde que asumió la presidencia en 2003. Pekín busca hacer su presencia cada vez más visible mediante ayuda al desarrollo, préstamos, condonación de deuda e inversiones a cambio de petróleo y materias primas. Todo ello a través de una política pragmática, pero poco sensible a los derechos humanos, lo que suscita la aprensión de Estados Unidos y Europa.

El Gobierno chino critica a Occidente, le acusa de actuar de manera hipócrita y se ofrece como modelo alternativo de relaciones económicas. Niega, sin embargo, que pretenda establecer un "colonialismo económico" en África. Pone como ejemplo la cumbre celebrada en Pekín el pasado noviembre, a la que asistieron cerca de medio centenar de líderes africanos, y en la que el régimen comunista se comprometió a duplicar para 2009 la ayuda humanitaria que concede al continente negro.

La expansión china en África no ha ocurrido en un respiro. Los intercambios comerciales se han multiplicado por 10 en la última década. Han pasado de casi 40.000 millones de dólares en 2005 a 50.000 millones en 2006. Casi un tercio de sus importaciones de petróleo proceden de ese continente. Angola es su principal suministrador de crudo y su primer socio comercial. Las inversiones han aumentado de más de 6.000 millones de dólares en 2005 a casi 8.000 millones en 2006.

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África ofrece recursos energéticos a China de manera mucho más segura que los países de Oriente Próximo y ésta, a su vez, se presenta como un enorme mercado para las exportaciones africanas. Las críticas occidentales vienen, sin embargo, de la falta de escrúpulos chinos a la hora de colaborar con países con graves problemas de derechos humanos como Sudán o Zimbabue. A la larga, sostiene Pekín, su política contribuye al crecimiento de ese continente maldito. Pero al margen de la contribución china al desarrollo de África, Pekín debería ejercer su influencia política. En ese sentido, diría mucho de la responsabilidad de estadista de Hu si éste lograra persuadir al Gobierno sudanés de aceptar el envío de fuerzas de paz de la ONU para resolver la grave crisis en la región de Darfur, que ha causado cerca de 300.000 muertes desde 2003.

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