'Felicidad e ingresos'

El artículo de Guillermo de la Dehesa publicado el 19 de enero afirmaba que valoramos nuestro bienestar en términos de lo logrado, no respecto a situaciones pasadas, sino en relación con los logros ajenos. La felicidad dependería así del nivel de renta y las horas de trabajo realizadas en relación con nuestro entorno más cercano.

La relatividad caracteriza la ciencia económica, y de igual modo el sistema competitivo. Pero quizá esté malinterpretándose actualmente: los clásicos partían del individualismo defendiendo la idea de ventaja comparativa de cada economía o familia, conscientes de que su fomento conllevaba una mayor especialización y aumento de la productividad. Y la competencia se asienta en el fomento de la propia ventaja comparativa, garantizando el individualismo que garantiza el funcionamiento automático de los mercados. Incluso fomentaría las deficiencias que en el artículo se señalan, pues una mayor cooperación permitiría cubrir las escaseces inherentes de cada uno de los participantes del mercado.

Es más, el fomento de las aptitudes y actitudes individuales redundarían en una mayor confianza en los demás, conscientes de que nuestro propio potencial no se verá perjudicado, sino todo lo contrario, por la actuación ajena. La felicidad de los individuos no estaría sujeta a un efecto demostración, sino a un efecto superación que se vería beneficiado de la existencia de otros agentes con características diferentes tanto en renta como en hábitos de trabajo.