"Nunca faltan las manzanas podridas"
El directivo afirma que es pronto para hacer un balance de la corrupción en el grupo
Klaus Kleinfeld, de 49 años de edad, presidente de la junta directiva de Siemens, habla de su lucha contra la corrupción en el consorcio internacional muniqués, de su fuerte subida salarial y de cuál es el papel que desempeñan todos estos conflictos en su propia persona.
Pregunta. Su consorcio se ha visto conmocionado por el mayor caso de soborno de sus 160 años de historia. Se trata de cuentas clandestinas en algunos países y de varios cientos de millones de euros.
Respuesta. Desde un punto de vista económico, el último ejercicio nos ha aportado muy buenos resultados: Siemens ha crecido un 16 %, lo que supone un volumen de ventas añadido de 12.000 millones de euros. El beneficio ha aumentado un 35 %. Ésa es una cara de la cuestión.
"El proceso de control ya ha comenzado y he pedido expresamente que las inspecciones comiencen por nosotros, los altos directivos"
"Es evidente que ha habido casos en que los estrictos mecanismos de control, que hemos ido perfeccionando, han quedado fuera de juego"
"Hemos puesto al frente de la comisión examinadora del consejo de administración a bufetes de abogados e interventores independientes"
P. La otra queda ensombrecida por las acusaciones de corrupción, el hundimiento por insolvencia de su filial alemana de telefonía móvil traspasada a BenQ, y el máximo deterioro de imagen concebible debido a su proyectada subida salarial de un 30 %. Empecemos por el capítulo más oscuro: los actuales casos de corrupción. ¿Cree que usted mismo tiene idea en estos momentos de cuáles son las verdaderas dimensiones de la ciénaga?
R. No sé no cuál es la profundidad de la ciénaga ni hasta dónde llega. Realmente es demasiado pronto como para hacer un balance al respecto. Prácticamente nos vimos arrollados por este tema a mediados del mes de noviembre. Queremos conocer todo lo ocurrido, las tareas de esclarecimiento van a toda máquina.
P. ¿No previó las recriminaciones?
R. Partiendo de los hechos conocidos hasta ese momento por la comisión examinadora de nuestro consejo de administración y por la junta directiva, no era posible detectar la verdadera dimensión del caso tal y como se nos presenta hoy en día.
P. No obstante, ¿cabe decir que existe algo así como una heliografía de la corrupción clásica, una especie de metodología del soborno?
R. No. En este ámbito la diversidad de posibles manejos es inmensa. Es evidente que la gente derrocha ingenio en este terreno. Y, por favor, ¡no pierda de vista el tamaño de Siemens! Tenemos más de 475.000 empleados, que generan un volumen de operaciones de prácticamente 90.000 millones de euros, en un total de casi 190 países. Desgraciadamente, las manzanas podridas nunca faltan.
P. Pero rara vez han sido tan grandes. La propia Siemens ha admitido que se trata de cerca de 420 millones de euros, un dinero que, al menos en parte, podría haber sido utilizado fraudulentamente para contratos de asesoramiento que no habrían dado lugar a ninguna contraprestación.
R. En estos momentos, el panorama está dominado por suposiciones, especulaciones, acusaciones y calumnias y, desgraciadamente, probablemente también haya cosas que más adelante lleguen a cristalizarse como hechos reales. Eso es algo que no pretendo poner en duda de ninguna de las maneras. Sólo puedo decir que haremos todo lo posible para lograr un esclarecimiento completo.
P. La fiscalía ha inculpado ya a dos de sus antiguos colegas de la junta directiva. Parece que estamos ante una trama que llega hasta lo más alto.
R. ¡Cuidado con las condenas por anticipado! En cuanto a si se trata o no de una trama, es algo que todavía está por ver. Por eso hemos puesto al frente de la comisión examinadora del consejo de administración bufetes de abogados e interventores independientes, así como a un antiguo fiscal superior a fin de que examinen exhaustivamente el consorcio. Son las medidas más estrictas que puede tomar una empresa en casos como éstos. Se trata de un encargo de inspección completa que creo que nos brinda la oportunidad de salir de todo este proceso como una empresa que, como mucho dentro de tres o cinco años, será un referente mundial en materia de transparencia y control. El proceso ya ha comenzado, y además por lo más alto, por la junta directiva. He pedido expresamente que las inspecciones comiencen por nosotros, los altos directivos.
P. Algunos de los gerentes ahora inculpados se retiraron de la empresa de forma más bien discreta durante los últimos años y en algunos casos recibieron inmensos contratos de asesoramiento o indemnizaciones. ¿Se trata de meras casualidades?
R. No puedo decir nada por lo que respecta a casos concretos. A lo largo de los años, hemos ido perfeccionando incesantemente nuestro sistema de control, por ejemplo, con motivo de nuestra salida a Bolsa en Estados Unidos. Sin embargo, es evidente que ha habido casos en que hasta los más estrictos mecanismos de control han quedado fuera de juego.
P. ¿Hasta qué punto los gerentes de Siemens se han enriquecido de forma ilegal?
R. Sobre eso no se tiene aún la más mínima certeza. Por el momento, lo único que sabemos es que ha salido dinero al exterior, pero no conocemos los detalles, a qué manos ha ido a parar o en qué se ha gastado.
P. Pero la contabilidad se lleva para poder responder a esas preguntas.
R. ¡Por el amor de Dios! No pretendo relativizar los hechos. Pero Siemens también es sinónimo de nueve millones de transacciones con 30 millones de partidas concretas, ¡diarias!
P. Los investigadores tienen en el punto de mira la división de telecomunicaciones, de la que se ocupó usted durante algunos meses desde la junta directiva. ¿No tiene nada que reprocharse?
R. En el momento en que hemos detectado indicios de la existencia de negocios sucios, los hemos investigado o hemos colaborado con las instancias administrativas a fin de esclarecerlos. Fuera del marco de nuestro trabajo, no me he visto enfrentado a pagos ilegales.
P. En el año 2004 su primer trabajo en la junta directiva central incluyó también el asesoramiento de las compañías regionales en África, en Oriente Próximo, y en Rusia, regiones que no se caracterizan precisamente por la limpieza de sus balances.
R. En aquellos tiempos, en mi agenda había toda una serie de temas: se trataba ante todo de la cuestión estratégica de cuál debía ser el futuro de la totalidad de nuestro de negocio de telecomunicaciones. Ésta era una cuestión que había que resolver. Además, poco después se supo que había sido elegido como sucesor de Heinrich Plerer al frente de la junta directiva. Por eso dispuse de poco tiempo para ocuparme de estas regiones con la debida profundidad.
P. Si nuestros cálculos no fallan, lleva ya 20 años dentro de la empresa Siemens. En todo este tiempo ¿nunca ha entrado en contacto directo con la corrupción?
R. No. Sólo conozco lo que se ha comentado oficialmente en las comisiones.
P. ¿No es cierto que el escándalo que nos ocupa también muestra de forma rotunda el lado sombrío de la globalización? Resulta que hay países en los que un consorcio como el suyo probablemente sólo llegue a recibir encargos si no se arredra ante la corrupción.
R. No me parece correcto condenar a los países en bloque. Nosotros tenemos un axioma muy claro: actuamos de acuerdo con la ley. Y eso no es negociable.
P. El organismo de control de las bolsas estadounidense, la SEC, está considerado como una especie de policía mundial de las empresas globales. ¿Hasta qué punto corre Siemens el peligro de acabar en el punto de mira de estos investigadores?
R. La cuestión sería más bien ¿estamos haciendo todo lo que haría la SEC? Eso es justamente lo que tratamos de conseguir con las medidas anticorrupción que acabamos de poner en marcha.
P. ¿Se ha arrepentido alguna vez de la llegada de Siemens a Wall Street en el año 2001?
R. Esa clase de enfrentamiento hipotético con el pasado no nos lleva a ninguna parte. La salida a Bolsa en Estados Unidos también nos ha ayudado a consolidar nuestra reputación. Hoy en día tenemos más de 70.000 empleados en Estados Unidos con los que alcanzamos un volumen de operaciones de unos 17.000 millones de euros. EE UU es un inmenso mercado de cuyas reglas no queremos ni podemos desvincularnos.
"No soy ningún corredor de Bolsa sin sentimientos"
Pregunta. Algunos críticos le reprochan el no actuar con espíritu empresarial, sino como el administrador de una cartera de acciones que anda jadeante detrás de los mercados bursátiles: comprar, vender, cerrar la tienda.
Respuesta. Ésa es una acusación maliciosa, que no hace en absoluto justicia a la realidad. No soy ningún corredor de Bolsa sin sentimientos. Yo vivo la Siemens. Pero no puedo cerrar los ojos si en algún lugar surgen problemas que con el tiempo podrían llegar a amenazar a toda un área del negocio. Eso no se correspondería con lo que yo entiendo por responsabilidad empresarial.
P. ¿Y con cuánta responsabilidad actúa un administrador de alto nivel que reclama a su plantilla una moderación salarial cuando él mismo recibirá un aumento de un 30% de sus honorarios?
R. Mi remuneración la decide la presidencia de nuestra comisión examinadora. Si compara con otros consorcios, verá que los administradores de Siemens están por debajo del promedio.
P. Según el informe de gestión, usted percibió en el año 2006 unas retribuciones totales que ascienden a 3,6 millones de euros, aproximadamente. ¿Qué cantidad de esa suma consideró usted como indemnización por daño personal?
R. Un 100 %.
P. Puede ser que los balances de Siemens sean correctos, pero la imagen de la empresa está por los suelos. Eso no puede gustarle.
R. Claro que yo también sufro por ello en lo personal. Pero sobre todo, me resulta dolorosa la situación de nuestros trabajadores, que luchan día a día por nuestra empresa y no entienden la discrepancia entre las cifras y la percepción de la opinión pública.
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