Los grandes inversores hacen turismo
La primera industria bate récord de visitantes, ingresos, nuevos proyectos y operaciones corporativas e inmobiliarias
El turismo español goza de una envidiable mala salud de hierro. La primera industria nacional se ha movido de nuevo en el último año entre cifras récord de visitantes, ingresos, compraventas de cadenas hoteleras, inversiones en nuevos proyectos en España y en el exterior, y operaciones inmobiliarias vinculadas a su actividad. Además hay más de 600 nuevos proyectos en marcha en 2007, con un valor estimado de 11.500 millones de euros en España, y prosiguen los compromisos de expansión internacional de las grandes cadenas.
Los hoteles movieron en 2006 más de 13.000 millones y hay proyectos inmobiliarios en marcha por otros 11.500 millones
Cifras récord en número de turistas -58,5 millones de visitantes extranjeros-, en pernoctaciones contabilizadas en hoteles -266,6 millones-, en la facturación y en el beneficio de algunas de las mayores cadenas nacionales, como es el caso de Sol Meliá, y en el importe económico de las operaciones inmobiliarias -en conjunto más de 1.700 millones, según estimaciones de Aguirre Newman- cerradas en el último ejercicio y vinculadas a esta actividad.
El negocio puramente hotelero, según estimaciones del presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), José Guillermo Díaz Montañés, movió entre 13.000 y 15.000 millones de euros en 2006. Y el sector turístico en su totalidad contabilizó unos ingresos superiores a los 46.000 millones de euros en España, un 3% más que en 2005, según cifras adelantadas hace unos días por Pedro Mejía, el secretario de Estado de Turismo y Comercio.
Los precios de los hoteles, tras varios años congelados e incluso recortados a base de ofertas, han vuelto a subir en los últimos doce meses, un 1,9% en promedio, y también han crecido las plazas ofrecidas al mercado, un 3%. La demanda y no la oferta, como ocurría hasta los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, mueve de nuevo los hilos de este prioritario negocio, que genera en torno al 11% del PIB y del 12% del empleo nacional.
Disparidad
Un retablo casi de Jauja, si no fuese porque en 2006 ha proseguido la reducción de la estancia media de los visitantes (se sitúa en nueve noches, lo que representa un descenso del 2,6% respecto a 2005) y ha caído también el gasto medio por turista (unos 90 euros diarios). Y porque además, como dice el refrán, cada uno habla de la feria según le va en ella.
Así, mientras el 67% de los empresarios pertenecientes a CEHAT (y no hay que olvidar que esta confederación aglutina a todos los hoteles españoles, urbanos y vacacionales, sumando más de 8.700 establecimientos y millón y medio de camas) declara que han mejorado sus cifras de ocupación en 2006 y un 55% reconoce que también han mejorado sus ingresos, otros gremios, como las agencias de viaje o el pequeño comercio y la restauración de baja gama ligada al turismo de playa, ponen el grito en el cielo. Mientras grandes patronos del sector hotelero, como Sebastián Escarrer, consejero delegado de Sol Meliá; Simón Pedro Barceló, presidente del grupo Barceló, o Carmen Riu, consejera delegada de Riu Hoteles, se mostraban hace unos días moderadamente optimistas respecto a sus negocios en 2007, aunque también decían que la rentabilidad y los precios están aún lejos de los de 2000, la Federación de Empresas de Hostelería de Valencia (FEHV) advertía que un 25% de sus afiliados -pubs, restaurantes de playa, pequeñas agencias de viaje, etcétera- podría desaparecer en cinco años. Pequeños comerciantes de Benidorm han llegado, incluso, a culpar de su mala situación a los hoteles de la ciudad por "atraer turismo cutre que no se gasta un euro más de lo contratado en su paquete de vacaciones".
Unas quejas que contrastan con los resultados y proyectos de inversión que han empezado a hacer públicos estos días, en vísperas de la inauguración de una nueva edición de la feria sectorial Fitur, varias cadenas hoteleras.
Riu, por ejemplo, cerró 2006 con unos ingresos de 1.018 millones, un 8,2% más que en 2005, y anuncia que este año va a realizar la mayor inversión de su historia, 345 millones en nuevos establecimientos en América y África.
NH Hoteles también acaba de anunciar que invertirá 1.300 millones en un plan a tres años para duplicar los resultados de la compañía, de modo que su beneficio operativo supere los 300 millones de euros en 2009. Para financiar el plan, además del propio flujo de caja de la hotelera, la compañía ha aprobado una ampliación de capital de 250 millones.
Sol Meliá, que no hará públicos hasta febrero los resultados completos del pasado año, tuvo un beneficio neto atribuido de 120,1 millones en los nueve primeros meses de 2006, lo que supone un incremento del 45,5% en comparación con igual periodo de 2005, e incrementó en un 10,1%, hasta 964,7 millones, su cifra de negocio. Esta cadena, que es una de las siete mayores del mundo, destacó al presentar estos resultados la evolución de todas sus áreas de negocio -Europa Urbana, Europa Vacacional, América y Sol Meliá Vacation Club-, algo que no ocurría desde hace cinco años.
La rentabilidad, en suma, ha retornado a un sector que además, en los últimos años, se ha modernizado, ha incrementado sustancialmente sus estándares de calidad y se ha diversificado con profusión en mercados y actividades. Los vuelos baratos, las contrataciones online y la competencia de nuevos destinos no han acabado con el modelo tradicional de sol y playa y han promovido además el que hayan surgido nuevas zonas y actividades turísticas. La combinación de actividades hoteleras e inmobiliarias está siendo también un acicate para la entrada de sociedades de capital riesgo, entidades financieras y grandes fortunas en este negocio.
Un baile que no cesa. En lo que va de 2007, y aún no ha transcurrido un mes, se han cerrado transacciones mercantiles en los sectores de hoteles y ocio por importe de varios miles de millones de euros.
Operaciones, por citar algunas, como la venta de la participación de control de Advent Internacional en Parques Reunidos, en cuyo capital entró en 2003 a través de una OPA y con una inversión de 240 millones, a la también sociedad de capital riesgo Candover. La venta hace diez días por la sociedad Ailemos, participada por Rufino Calero, Antonio Briones y Max Mazin, fundadores de Hoteles Tryp, de su participación accionarial del 6,5% de Sol Meliá por un total de 182,9 millones de euros. La decisión de un grupo de accionistas de Occidental Hoteles (80 establecimientos, 280 millones de euros de facturación y una deuda de 293 millones), que suman el 90% de su capital y entre los que está la sociedad de capital riesgo Mercapital, de encargar a Goldman Sachs la venta de sus acciones. O el anuncio de negociaciones entre Manuel Jove y Martinsa para comprar la participación de ésta en el Parque Warner.
Suma y sigue
Un suma y sigue a las cerradas en 2006. El grupo NH, que sufre desde junio el desembarco no deseado en su capital social de la cadena competidora Hesperia, se hizo en el pasado ejercicio, a través de su filial italiana, con un 51%, de una nueva sociedad, Grande Jolly, que ha creado junto con Banca Intesa y grupo Joker para controlar no menos del 75% del capital de Jolly Hotels, cadena con 45 establecimientos en el país transalpino y en el que la empresa española tenía ya un 20% del capital.
Banco Santander y varios fondos de capital riesgo vendieron en 2006 sus participaciones en AC Hoteles. El grupo Marsans vendió también 2006 Pullmantur -touroperador, aerolínea chárter y mayor operador de cruceros del mercado español- a la norteamericana Royal Caribbean por 700 millones. Iberostar vendió su división de viajes a los fondos de capital riesgo Varlyle y Vista.
Y como colofón, la venta en julio pasado del emblemático Hotel Arts, en la Villa Olímpica barcelonesa, que batió récords por el importe pagado (417 millones de euros) y ha sido, según la consultora Jones Lang Lasalle, la mayor operación en la historia de España por un único inmueble. Los compradores han sido el grupo Host Hotels & Resorts, el fondo de pensiones holandés Stichting y una filial del grupo de inversión inmobiliaria GIC Real Estate.
Los movimientos inmobiliarios y corporativos en el sector de la hostelería y de los viajes llevaban meses anticipando el restablecimiento de la salud en el sector turístico español, como en los últimos días han confirmado los datos estadísticos y las propias patronales, tras varios ejercicios registrando caída de márgenes y de rentabilidad en sus empresas.
Imán de inversores
El retorno a la senda de la rentabilidad y a la expansión en el sector turístico explica, en parte, el desembarco de firmas de capital riesgo, fondos, cajas de ahorros, inversores particulares, como Amancio Ortega (NH), Alicia Koplowitz (cadena Hospes) o las familias asturianas Cosmen (AC Hoteles) y Masaveu (varios hoteles en Oviedo y Madrid), y grandes grupos inmobiliarios, como Fadesa, Metrovacesa o Comsa, por citar algunos, en este negocio.
Los hoteles se han convertido en un preciado activo inmobiliario para promotores e inversores, según señalan consultoras como Jones Lang Lasalle y Aguirre Newman. El volumen de compraventas de estos inmuebles batió un récord histórico en 2006, al alcanzar los 1.700 millones de euros, frente a los 1.300 millones de 2005, según Paloma Boceta, directora del departamento de hoteles de Aguirre Newman, al frente del cual figura Paloma Boceta.
España se ha situado como tercer país europeo en este tipo de transacciones, según Aguirre Newman, gracias a operaciones como la citada del hotel Arts, o las del Westin Palace de Madrid, 385 millones, o la venta de una cartera de siete hoteles de Intercontinental a Morgan Stanley por 638 millones.
Los grupos inmobiliarios nacionales, explica Boceta, han acrecentado su interés por el desarrollo de carteras hoteleras e incluso de cadenas de gestión propia, hay más de 600 proyectos en marcha relativos a establecimientos de cuatro y cinco estrellas que van a requerir en conjunto inversiones próximas a los 11.500 millones de euros. Los promotores inmobiliarios, agrega, se inclinan por complejos turísticos residenciales basados en el golf y por hoteles urbanos de diseño. Las grandes cadenas hoteleras, señala la directiva, están centrando más sus recursos y esfuerzos en la gestión que en la adquisición o tenencia de activos.
El presidente de la patronal hotelera CEHAT, Díaz Montañés, aunque comparte el optimismo sobre el momento que atraviesa el negocio turístico, no duda en poner los puntos sobre las íes para evitar muertes por autocomplacencia. "No estamos viviendo un mero cambio de ciclo, sino un cambio cultural y estructural. Y aún queda mucho por hacer y por reinventar para adaptar la oferta a la nueva demanda de la sociedad, más segmentada y con mayores exigencias de calidad y especialización, y a los nuevos desafíos que plantea la contratación online y el auge del viaje individual frente a los tradicionales paquetes turísticos gracias a Internet y a las compañías de vuelos baratos".
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