Muy ágil y divertido
Aunque el nuevo Mini apenas se distingue por fuera del anterior, por dentro está mejor acabado, lleva arranque por botón y puede incluir navegador y más opciones. En cambio, sigue siendo un coche con poca altura que exige agacharse al entrar, y tiene una posición de conducción baja y deportiva que penaliza la visibilidad a larga distancia.
Nuevo motor 1.6 de gasolina
El Mini estrena un motor 1.6 de gasolina desarrollado entre BMW y Peugeot, que rinde 120 CV en el Cooper y sube a 174 en el Cooper S (con turbo). Los dos tienen una potencia notable para su cilindrada y montan un cambio manual de seis marchas. Y al igual que sucedía en el modelo anterior, el del Cooper al menos es mejorable. Tiene un accionamiento rápido y suave, pero los desarrollos de las marchas son muy largos, penalizan el nervio y resultan incompatibles con un coche que transpira deportividad en todo lo demás.
Este detalle, unido a un motor que a pesar de su vanguardismo técnico no destaca en elasticidad, hace que sea perezoso en las recuperaciones, en especial en las marchas largas. Va de menos a más, pero le falta brío por debajo de 3.000 revoluciones, y sólo a partir de ahí responde con carácter y se estira hasta 6.500. En ciudad se defiende sin entusiasmar, porque exige reducir más de lo deseable. En carreteras amplias mantiene buenos ritmos de crucero, pero pierde velocidad en las subidas, incluso reduciendo a quinta. En trazados accidentados -con curvas, subidas y bajadas
- obliga a usar mucho el cambio.
Por lo demás, el tacto es suave y silencioso, y refleja su eficiencia con unos consumos comedidos: apenas gasta seis litros en conducción suave y sólo pasa de ocho en ciudad y apurando las marchas.
Suspensiones mejoradas
Las suspensiones han mejorado y son más progresivas. Sigue sin ser muy confortable para viajar, pero tiene unas reacciones menos secas y ahora permite hacer trayectos largos sin la incomodidad del anterior. La unidad de pruebas montaba el chasis deportivo opcional (201 euros), que incluye reglajes de amortiguación, muelles y estabilizadora más enérgicos, pero filtra bien los baches y aporta un comportamiento muy ágil y divertido que permite disfrutar con seguridad al volante sin penalizar en exceso el confort.
El nuevo Mini circula con más aplomo en trazados amplios y en autopista, obedece con más rapidez a la nueva dirección eléctrica y ofrece una estabilidad eficaz y una conducción fácil al alcance de todos los públicos. Muestra sus mejores virtudes en carreteras viradas, porque tiene reacciones precisas e inmediatas, no balancea nada y obedece al conductor sin acusar las inercias. Los frenos también paran bien el peso y sólo se echa de menos el control de estabilidad ESP, que es opcional y asequible (361 euros), pero supone una carencia injustificable en un coche de este precio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.