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CÁMARA OCULTA
Columna
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¡Que viene el domingo!

Quizá nunca haya sido tan esperada una ceremonia de los Goya como la que veremos pasado mañana, especialmente tras el disgusto, compartido con Pedro Almodóvar, de que no haya sido nominado a los Oscar. ¿Cuántos goyas obtendrá, en cambio, Volver de entre sus 14 nominaciones, a sólo una de distancia respecto a las 15 de Alatriste? ¿Acudirán todos los nominados a la ceremonia? ¿Qué dirá en su discurso la nueva presidenta? ¿Cómo irá vestida la ministra, a lo que inevitablemente hará referencia el presentador José Corbacho? Promete ser entretenida la velada del domingo: se batirán entre sí las cuatro grandes películas españolas del año -las ya citadas, más Salvador (Puig Antich), con 11 nominaciones, y la preoscarizada coproducción con México El laberinto del fauno, con 13 nominaciones-. Por su parte, quizás la Academia esté tratando como cada año de que la ceremonia sea algo más ágil que las anteriores, y que en ella no se digan demasiadas tonterías.

Pero, ay, por lo que cuentan los espías, no sé, no sé... En la gala habrá sorpresitas, intervenciones inesperadas y hasta buenas ocurrencias, pero quizás también chistes escatológicos de cuartel, autobombo de alipori, privado o gremial, en esa creencia vanidosa de algunos cómicos de que sus asuntos son tema de interés de todos. Al menos, parece que esta vez no habrá referencias a la prepotencia del cine de Hollywood y el consiguiente estrangulamiento de otras cinematografías. Sería un alivio, y si además hubiera alguna autocrítica, que no parece, aún mejor.

Pero no pongamos el parche antes de que salga el grano. Tiempo habrá durante la larga noche del domingo para estremecerse o aplaudir. Es curioso cómo, mientras que la mayoría de los que hacen las películas españolas tratan de alejarse de los modelos televisivos, en la ceremonia de los Goya se acaba recurriendo a chistes de la tele para conquistar al público. ¿Por qué será que cada actor o actriz que aparece en estas ceremonias quiere hacer gracias por su cuenta, cuando en las películas que les han hecho famosos sólo pudieron decir lo que estaba en el guión?

Cada academia tiene sus propios criterios, y lógicamente no son vinculantes. Por ejemplo, uno de los cortos seleccionados este año para los Oscar fue rechazado el pasado año para los Goya: a Éramos pocos, de Borja Cobeaga, no le dieron entonces ni bola. Con la sorpresa, pues, de las recientes nominaciones a los Oscar como telón de fondo y la polvareda que sigue levantando el anteproyecto de ley para el cine español, los Goya de este año pueden ser significativos. Pero, por favor, que no aburran mucho ni haya gracietas sin gracia como las de fin de curso para adolescentes. Muchos gacetilleros están esperado con dientes afilados el resultado de este espejo de sí mismo que el cine español muestra cada año. Con la que está cayendo, si les dan más pie, arreciarán sus truenos.

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