Aralar y EB dan los últimos pasos para cerrar su coalición para las municipales
Una comisión del partido de Zabaleta decidirá si Vitoria y Álava pueden quedar fuera
La negociación de la coalición entre Ezker Batua (EB) y Aralar para concurrir unidos a las elecciones municipales y forales del próximo mes de mayo se encuentra "en su fase final", solventando algunas dificultades en el cierre de nombres y puestos en las listas, según las fuentes de ambas formaciones consultadas. En ninguno de los dos partidos se alberga la más mínima duda de que el acuerdo se alcanzará y se abordan como "normales" los tira y afloja que se están registrando en esta recta final. La comisión de garantías de Aralar tiene que pronunciarse en breve sobre si Álava y Vitoria pueden quedar al margen del acuerdo, por la oposición de la mayoría de sus bases.
Aralar y EB celebran reuniones periódicas, con delegaciones que integran a los responsables territoriales y, de modo ocasional, a especialistas sectoriales. En algunos momentos delicados también se produce la intervención puntual de sus máximos dirigentes, según las mismas fuentes.
Entre la semana pasada y ésta misma estaba previsto que abordaran la financiación de la campaña electoral y la contribución a ella de cada integrante de la coalición, lo que da idea de lo adelantado del proceso.
El parlamentario de EB Antón Karrera se mostró el pasado martes optimista y señaló que el acuerdo estaba a falta de muy pocos flecos. Karrera confió en que pueda sellarse este mismo mes, aunque depende también de la diligencia en el pronunciamiento del comité de garantías de Aralar sobre la eventual excepción al acuerdo de coalición de Vitoria y Álava, donde la mayoría de su militancia se opone al pacto.
La coalición se planteó a principios del otoño, impulsada por el temor de ambos partidos a verse literalmente barridos por la capitalización del voto por grandes partidos y una Batasuna que presumía que podría beneficiarse del proceso de paz, más aún en unas elecciones municipales, en las que los abertzales radicales han salido históricamente mejor parados siempre.
La importante modificación en el escenario introducida por la ruptura del alto el fuego por ETA y, consiguientemente, del proceso de paz, con la posibilidad de que Batasuna no pueda presentar candidaturas como sucedió en 2003, no ha variado un ápice la decisión de ambas formaciones de concurrir unidas a los comicios.
"No ha habido ninguna reconsideración por ese motivo", aseguraron fuentes de Aralar. Coinciden con las de EB: "No sólo no ha habido ningún replanteamiento por ese motivo, sino que las nuevas circunstancias hacen de la coalición una apuesta todavía más de futuro", indicaron medios cercanos a la presidencia de EB. La definición política del compromiso está cerrado, aunque la semana pasada no estaba todavía redactado el documento de cuatro o cinco folios que contendrá el acuerdo.
El planteamiento inicial fue que ambas fuerzas acudieran coligadas en las listas para las tres capitales y las Juntas Generales de los tres territorios, pero el acuerdo abarcará a muchos más municipios, aunque se admite que habrá localidades donde Aralar y EB no irán unidos. En Álava, probablemente, no lo hagan en casi ningún sitio, por la oposición de la militancia de Aralar. Sin embargo, en otros muchos municipios la razón es que ninguna de las dos formaciones tiene presencia suficiente para presentar candidaturas, ni separados ni juntos.
El 'factor Batasuna'
La incógnita del Ayuntamiento de Vitoria y de las Juntas alavesas es la que aún queda por despejar, y está pendiente de la decisión que adopte la comisión de garantías del partido de Patxi Zabaleta. Uno de los integrantes del sector opuesto a la coalición con EB, Gorka Iriondo, señaló que en menos de un mes tiene que haber un pronunciamiento. Esta decisión condiciona también el cierre y la presentación de la coalición en sí.
Los defensores de ir por separado a las elecciones, localizados en Álava, añaden ahora a sus argumentos el debate abierto en el seno de Batasuna por la ruptura del alto el fuego y la decepción o el desconcierto que ello ha supuesto para muchos potenciales votantes de la formación ilegalizada. "Sectores de Batasuna que no aceptan ya la lucha armada podrían tener como referente a Aralar, porque, al fin y al cabo, también somos izquierda abertzale", señaló Iriondo. "Si nuestro objetivo es ir a una izquierda abertzale civil y abierta, EB no parece el mejor compañero de viaje", añade en declaraciones a este periódico.
Desde la ejecutiva del partido escindido de Batasuna, sin embargo, el análisis es el opuesto. "La coalición no se toca. Si acaso, sale reforzada", afirma Eneko Aranzabal, de la ejecutiva nacional.
Si 160.000 votantes de Batasuna quedan sin representación, y entre ellos hay muchos en desacuerdo con la lucha armada, argumenta, no pueden encontrar mejor oferta que la de "dos partidos de izquierda, uno federalista y otro independentista, capaces de unirse". "Si en alguna elección tiene sentido una coalición como la nuestra, es en éstas", afirma Aranzabal, en referencia a los restos que pierden en unas municipales, en beneficio de los grandes partidos, las fuerzas pequeñas que acuden dispersas a las urnas.
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