Y al sexto día reapareció...

Muchos de los casi 200.000 manifestantes por la paz y contra el terrorismo el pasado 13 de enero se preguntaban a voz en grito en las calles de Madrid: "¿Dónde está Gallardón?". Cuarenta y ocho horas después el actor estadounidense Tim Robbins, presentaba el primer Festival Internacional de Cine Solidario de Madrid, y le daba la mano al alcalde con gesto contrariado a la vez que le reprochaba su ausencia en la manifestación.

El jueves 18, Alberto Ruiz-Gallardón no ofrecía la habitual conferencia de prensa posterior a la junta de Gobierno y no tenía actos programados para los siguientes días, algo inusual en él, ya que al menos cada día tiene dos o tres actos públicos en su agenda. Así que de nuevo surgió la pregunta: "¿Dónde está Gallardón?". No fue visto hasta el pasado lunes, en una comida con jóvenes empresarios.

El círculo que rodea al alcalde asegura que todo es normal. "Estuvo un par de días de viaje por un motivo personal y luego se ha dedicado a trabajo de despacho", dice una las personas de su gabinete. "Él sabía que se podía especular con esto, porque es tan hiperactivo que extraña no verle en actos". Tanto este colaborador como otros consultados insisten en que el alcalde no está "melancólico", sentimiento que le embarga cuando las cosas no le salen como quiere, pero sí admiten que se siente "injustamente tratado".

"El alcalde interrumpió sus vacaciones de Navidad para estar el 30 de diciembre en la T-4. Fue todos los días. Estuvo en todos los minutos de silencio y en las concentraciones...", dice otro de sus más cercanos colaboradores. Y, de nuevo, se establecen comparaciones para buscar una defensa. "¿Por qué no se le hace este mismo seguimiento a Esperanza Aguirre?".

Cuentan fuentes populares que Gallardón fue de los que en Génova apoyó ante Mariano Rajoy la presencia del PP en la manifestación del día 13. "Hubo concejales que le dijimos al alcalde que teníamos que estar. La imagen que estamos dando los políticos en general con estas divisiones en momentos de terrorismo no es buena", asegura un miembro de la junta de gobierno municipal. Pero Gallardón acató la decisión del PP. Esta vez no quiso disentir, ser el rebelde del partido. "Si estás en un partido es para acatar sus decisiones. Y se decidió no ir", explicó este concejal.

Gallardón ha aguantado durante días las críticas de la oposición que le ha acusado de estar "inhabilitado" para ejercer su cargo por su ausencia en la manifestación. También ha leído reproches por su tibieza proferidos por esa intelectualidad de la que a él le gusta rodearse.

"Gallardón ha apostado por Rajoy y le ha sido fiel", argumenta uno de sus concejales. "Además, puestos a ser prácticos, al alcalde no le votan esos que están criticando que no estuviera en la manifestación del día 13".

El pasado lunes Gallardón estuvo en Génova y comió con jóvenes empresarios. El martes acudió a la Junta Local de Seguridad y respondió a las primeras preguntas de la prensa. Pero, no fue hasta ayer cuando se dejó ver más abiertamente y lo hizo en tono olímpico. Eligió la puesta en marcha de las obras del parque de La Gavia para pasearse ante los medios de comunicación y pronunciar un discurso muy comprometido con el medioambiente. A última hora de la mañana remató la jornada con una visita al Comité Olímpico Español (COE) donde reclamó el apoyo de las federaciones nacionales para Madrid 2016.

De nuevo el alcalde se ha aferrado al proyecto olímpico para intentar ofrecer una imagen distinta; el mismo proyecto que le salvó otras veces de la melancolía, la melancolía que le afecta cuando las críticas le acechan y la calle le reprocha.