Críticas al sistema por su falta de equidad y transparencia

Los datos de la lista de espera quirúrgica desglosados por comunidades autónomas han sido facilitados a este periódico por las distintas autonomías atendiendo a las 11 operaciones más frecuentes (cataratas, varices, hernia inguinal, túnel carpiano, prótesis de cadera, extirpación de amígdalas, cálculos en la vesícula biliar, artroscopia, juanetes, hiperplasia benigna de próstata y sinus pilonidal).

La media ponderada que resulta de esas cifras es 93 días, dos más que las ofrecidas por el Ministerio de Sanidad tras la reunión del último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, organismo que reúne a todas las comunidades y al departamento que dirige Elena Salgado. La cifra total de pacientes es de 174.800, mientras que la que dio el Gobierno es ligeramente menor: 173.197. Los desajustes podrían estar en que las tablas enviadas al ministerio no estuviesen totalmente cerradas en junio de 2006 o bien en pequeños errores que no afectan de forma significativa.

Las comunidades publican algunos de estos datos en las páginas webs de sus Consejerías de Sanidad, aunque ninguna lo hace siguiendo el criterio exigido por el ministerio. Algunas, como la Comunidad de Valencia, ni siquiera los publican en la Red.

Propósitos lejanos

Hay quien pone en entredicho todos esos datos. Un experto en sistemas de información de listas de espera, que prefiere no dar su nombre, asegura que mientras éste sea un tema político, casi nadie contará la verdad y añade que el ministerio debería hacer auditorías como las inspecciones que se hacen, por ejemplo, en las escuelas públicas.

"Lo principal es la equidad y la transparencia. Es decir, que todas las autonomías sigan unos mismos criterios a la hora de contabilizar a sus pacientes y que los resultados de este recuento se den al ciudadano. A partir de ahí se puede empezar a tratar de reducir las listas", señala.

Los protocolos establecidos por Sanidad y aceptados por las comunidades autónomas en el año 2003 establecían un nivel alto de exigencia. Los pacientes no deberían esperar más de siete días para una diagnóstico, no más de 10 días para la consulta con el especialista y no más de 45 para una intervención quirúrgica. Tres años y muchas polémicas después de aquellos compromisos, esos plazos están muy lejos de alcanzarse.