El tacto del Range
Se parece al Range por fuera y en cuanto se conduce unos metros confirma su parentesco. El Freelander 2 supone un gran salto de calidad frente al anterior y aporta un funcionamiento impecable y sólo disponible hasta ahora en modelos más grandes y caros. Tanto el arranque por botón como el refinamiento de los mandos y las suspensiones, la posición de conducción alta y las sensaciones que transmite recuerdan al Range. Pero es mucho más liviano de manejar, viaja de maravilla en asfalto y supera en el campo a cualquier 4×4 sin reductora de su tamaño.
Nuevo turbodiésel y seis marchas
El moderno motor 2.2 Td4 turbodiésel de Ford y Peugeot es una de sus mejores armas. Rinde 160 CV, 10 menos que en otras versiones, porque se ha variado la electrónica para aumentar la fuerza a bajo régimen y la elasticidad. Y, aparte de ser silencioso, no vibra nada.
Con esta base, el Freelander responde desde apenas 1.500 vueltas y mueve con gran soltura el peso. Empuja muy bien a medio régimen y sólo resulta algo perezoso por encima de 4.000, pero como tiene un cambio manual de seis marchas suave y bien escalonado, circula con poderío por todas partes. En ciudad es elástico y manejable, en carretera llanea con brío al ritmo que se elija, a pesar de su mala aerodinámica, y en el campo sorprende por sus recursos. Además, gasta poco para su tamaño: 9 litros en conducción tranquila, 10 estirando las marchas y algo más de 11 en ciudad y campo.
Eficaz en carretera y campo
A diferencia de otros 4×4 ligeros (sin reductora), el Freelander ofrece un comportamiento cómodo y eficaz en carretera sin sacrificar en exceso sus aptitudes en el campo. Así, su chasis de turismo (derivado del Focus) con suspensiones independientes permite viajar con aplomo y confort manteniendo unos balanceos comedidos en las curvas, sean rápidas o muy cerradas. Acusa la altura e inercias de la carrocería, pero obedece con precisión a la dirección, de tacto muy fino. Y aunque no es tan ágil como un Rav4, absorbe bien todo, ofrece una estabilidad correcta y segura, y es el 4×4 más cómodo de su tamaño en los viajes largos. Además, los frenos y el ABS paran bien en cualquier piso y vienen de serie con el ESP en toda la gama.
En el campo tampoco tiene rival. No lleva reductora, pero la tracción 4×4 permanente, el sistema Terrain Response y el control de descenso aportan buenos recursos para circular con poca adherencia, y sorprende su capacidad de tracción para superar pendientes pronunciadas. Permite elegir con una tecla cuatro programas (asfalto, hierba y gravilla, barro y surcos, y arena...), que varían la respuesta del acelerador, la transmisión, el diferencial central y el control de estabilidad para evitar que quede atascado.
Estos recursos le sitúan por delante de sus rivales en el campo, a lo que añade una comodidad y sensación de robustez superiores.
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