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Reportaje:

China quiere expulsar a Starbucks de la Ciudad Prohibida

La compañía espera permanecer en el recinto imperial hasta el final del contrato

Durante años, los turistas que visitaban la Ciudad Prohibida, en Pekín, se quedaban sorprendidos cuando veían en pleno palacio imperial un café de la cadena estadounidense Starbucks. Un icono del consumismo había logrado instalarse en el corazón del más visitado de los monumentos del país asiático. Cuando apenas queda año y medio para los Juegos Olímpicos de Pekín, las autoridades chinas han pensado poner fin a la presencia de Starbucks en la que fue residencia de 24 emperadores hasta la caída de la última dinastía, en 1911.

Los gestores de la Ciudad Prohibida están analizando si cancelan la concesión, después de que más de medio millón de personas, según la prensa oficial, hayan respaldado en Internet la campaña lanzada por Rui Chenggang, un popular presentador de la cadena de televisión CCTV9, también pública, para que el local sea expulsado del antiguo recinto imperial. Según ha dejado escrito Rui Chenggang en su blog, la existencia del café "mina la solemnidad de la Ciudad Prohibida", y no es una muestra de "la globalización, sino del pisoteo de la cultura china".

El lenguaje ha reavivado una polémica que ya surgió cuando Starbucks abrió el pequeño local en 2000, y que casi fuerza su cierre a los dos meses de inaugurado.

Feng Nai'en, portavoz del palacio museo, asegura que la institución está trabajando con la compañía americana "para encontrar una solución antes de junio, en respuesta a las protestas". "Que Starbucks se quede o no dependerá del plan de rediseño global que será hecho público en la primera mitad del año", explica. Feng afirma que, como parte del proyecto de renovación, que se extiende hasta 2020, se redistribuirán los espacios de las tiendas existentes, un tercio de la cuales ya han sido clausuradas. Los trabajos pretenden devolver al complejo imperial el esplendor de la época dinástica, lo que implicará la demolición del museo de cinco pisos que existe en su interior y de otros edificios modernos que modificaron el trazado original.

La cadena estadounidense ha asegurado que, de momento, no tiene planes para cerrar el local. "Starbucks aprecia la cultura e historia de la Ciudad Prohibida y ha trabajado de forma respetuosa de acuerdo con el entorno", señaló en un comunicado. "Dado que el contrato no ha finalizado, no tenemos intención de irnos", dijo Eden Woon, vicepresidente de la compañía para China.

Poco después de abrir el café, Starbucks tuvo que descolgar su popular logotipo verde y blanco, y el año pasado se vio forzado a quitar su nombre en caracteres chinos del escaparate. La compañía, que abrió su primer café en China en 1999, tiene ya más de doscientos en 20 ciudades del país, excluida Hong Kong.

Vista de la Ciudad Prohibida desde el local de Starbucks en el antiguo recinto imperial de Pekín.
Vista de la Ciudad Prohibida desde el local de Starbucks en el antiguo recinto imperial de Pekín.REUTERS

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