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La Guardia Civil rastrea 12 kilómetros en busca del cartucho del crimen de Fago

Los investigadores creen tener el ADN del asesino por unos pelos hallados en el coche de Grima

Medio centenar de agentes de la Guardia Civil rastrearon ayer las cunetas de los 12 kilómetros de carretera que separan el punto donde Miguel Grima, alcalde de Fago (Huesca), fue asesinado de un disparo el pasado viernes y el camino en el que los asesinos abandonaron el Mercedes 190 de la víctima. El objetivo de este rastreo era tratar de encontrar el cartucho que contenía las cuatro postas que causaron la muerte al regidor, según fuentes de la investigación, así como cualquier otro resto que los asesinos pudieran haber arrojado, como colillas o pañuelos de papel.

"Es como buscar una aguja en un pajar", comentaba un vecino de la zona al ver a los guardias rebuscar entre la vegetación próxima al camino asfaltado. Pese a lo aparentemente difícil de la operación, agentes de los Grupos Rurales de Seguridad patearon la carretera con la esperanza de encontrar la pista fundamental. El hallazgo del cartucho facilitaría muchos datos sobre la escopeta que lo disparó: la marca dejada por el percutor del arma en el culote del fulminante es como la huella dactilar de la escopeta, y eso permitiría su identificación con escaso margen de error.

"Aquí hay varios cartuchos. ¡Llamad al oficial!", gritó un sargento sobre las 12.00. Había descubierto dos cartuchos rojos y dos verdes en el fondo de un regato seco que discurre bajo la carretera, a tres kilómetros de la curva donde el alcalde sufrió la emboscada. Un capitán y varios especialistas recogieron esos objetos, pero en una primera inspección descartaron que se tratara del cartucho buscado, aunque se los llevaron para un análisis más exhaustivo.

No lejos del regato, los rastreadores encontraron una camisa de tela vaquera que inspeccionaron por arriba y por debajo hasta convencerse de que llevaba allí tirada más de una semana. Y, por consiguiente, que dicha prenda no tiene nada ver con los criminales. También buscaron pañuelos de papel o colillas que pudieran haber sido arrojados por los criminales mientras esperaban la llegada del alcalde o tras matarlo. Técnicos forestales, con ayuda de motosierras y desbrozadoras, talaron los arbustos y matojos existentes en el tramo más próximo a donde uno o varios individuos interceptaron y dieron muerte al alcalde. Eso facilitó a los guardias civiles el examinar el terreno ante la posibilidad de que el homicida hubiera arrojado allí el cartucho. El resultado fue negativo.

Además, la Guardia Civil montó un impresionante "control de alcoholemia" cerca de Majones, en el punto de acceso a la sinuosa y angosta carretera que lleva a Fago. Todos los automovilistas que transitaban por el control, integrado por una docena de guardias civiles, fueron obligados a soplar en el alcoholímetro. Este insólito control a las 11 de la mañana despertó sospechas entre los lugareños. "Lo que quieren es coger discretamente la saliva de algún sospechoso para obtener su ADN", comentaba Manuel con suspicacia.

Muestras de saliva

La Guardia Civil dispone ya del perfil genético del supuesto asesino. Lo ha extraido de un par de pelos encontrados en el Mercedes 190, que parece que han sido descartados como pertenecientes al difunto. Esto explicaría que los investigadores hayan requerido huellas dactilares y muestras de saliva a varios vecinos de Fago que mantenían disputas y litigios con su alcalde, fundamentalmente porque éste impedía su empadronamiento.

Todos los indicios apuntan a que los criminales pudieran ser vecinos de Fago o su comarca, aunque éstos repiten que habría que buscar en otros círculos, argumentando que ninguno de ellos sentía un odio tan feroz como para matar a Grima. "La gente había decidido pelear con el alcalde por la vía judicial. Y, además, la justicia les había dado la razón en todos los litigios. ¿Por qué iba ahora alguien a tomarse la justicia por su mano, cuando Grima iba a abandonar el cargo dentro de unos meses?", se pregunta un vecino.

Los vecinos barajan la hipótesis de que tras el crimen puedan estar las dificultades económicas que atravesaba Grima después de haber construido un hotel rural en el que algunos calculan que gastó más de 600.000 euros y que, sin embargo, solía tener pocos clientes. La situación financiera del alcalde era tan desesperada que había llegado a solicitar cualquier trabajo al organismo comarcal de la Jacetania, del que él era consejero. Este organismo le ofreció que se encargase de trasladar a dos niños que diariamente debían ir desde Fago a la escuela de Ansó, pero él rechazó la oferta argumentando que el empleo era incompatible con su cargo de regidor. ¿Están unas hipotéticas deudas tras el crimen? Es sólo una teoría que la Guardia Civil se niega a confirmar o desmentir.

Fuentes de la investigación aclararon ayer que no está probado que alguien hubiera manipulado hace dos años el sistema de líquido de frenos del automóvil del alcalde Grima con intención de que éste sufriera un accidente. "Al ir a pasar la ITV, los especialistas le advirtieron de que tenía rota una abrazadera del sistema de frenado; pero entonces ni presentó denuncia ni advirtió que pudiera ser un sabotaje con intenciones asesinas", afirmó un oficial del instituto armado.

Agentes de la Guardia Civil, durante el rastreo que efectuaron ayer en la carretera hacia Fago.
Agentes de la Guardia Civil, durante el rastreo que efectuaron ayer en la carretera hacia Fago.CRISTÓBAL MANUEL

La batalla del padrón y la ausencia de candidatos

Una de los últimos decretos firmados por el difunto Miguel Grima Masía fue una orden para desempadronar a Alejandro Coloma Cavero. Este vecino de Fago logró hace un mes que el juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Huesca le diera la razón y obligara al Ayuntamiento a inscribirlo en el censo municipal.

Pese a la taxativa resolución judicial, Grima envió el pasado día 10 una carta a Coloma en la que le informaba de su decisión de anular la inscripción de éste en el registro municipal, arguyendo que no estaba claro que residiera en el pequeño municipio oscense. Ante esta decisión, el abogado del afectado, Javier Hernández, estaba planeando presentar contra el regidor una denuncia por supuesta prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas).

En este momento, el censo electoral de Fago está integrado por 25 personas de nacionalidad europea, según consta en un papel colocado en el tablón de anuncios del pequeño Ayuntamiento. Esos 25 ciudadanos serán quienes tengan que decidir con su voto quién es el nuevo alcalde del pueblo tras los comicios municipales del próximo mayo.

Pero antes, previsiblemente el lunes que viene, los vecinos habrán de decidir en concejo abierto quién es la persona que actúa como alcalde en sustitución del fallecido Miguel Grima hasta que se celebren los comicios. Hay quien dice que en el pueblo no hay candidato al cargo, debido a que el clima social está muy enrarecido por el asesinato, y que habrá de ser la Diputación de Huesca la que encargue de los destinos de Fago hasta que haya nuevos comicios.

Toda la comarca está plagada de carteles convocando a los residentes en la zona a asistir mañana a la concentración ciudadana prevista en Fago en repulsa por el vil asesinato de Grima. Este acto cívico será un buen termómetro para comprobar cuál es la temperatura social existente en la zona una semana después de un crimen que ha convulsionado a la comarca. El interés informativo por el caso es tal que a la zona han llegado ya varios reporteros franceses y británicos.

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