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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cooperación policial

La Unión Europea está a punto de dar un gran salto en la cooperación policial entre los 27, para compartir datos -entre otros, ficheros de huellas dactilares, datos de ADN y matrículas de coches- y que los agentes de un Estado puedan entrar en otro en casos de peligro inminente y desplegar patrullas conjuntas. Todo esto ya fue pactado en 2005 entre siete países europeos (España, Alemania, Luxemburgo, Austria,

Francia, Bélgica y Países Bajos, aunque estos tres últimos deban aún ratificarlo) en el llamado Tratado de Prüm, que se trata ahora de ampliar a los 27.

Según la actual presidencia alemana del Consejo de la Unión hay un "amplio acuerdo" al respecto tras la reunión en Dresde de los ministros del Interior y Justicia. Sería un paso muy importante y realmente eficaz contra todo tipo de crímenes, incluido el terrorismo, que contrasta con las medidas impuestas a los castigados viajeros aéreos con su bolsa transparente para llevar líquidos, geles y cremas, o la reducción del tamaño del equipaje de mano permitido.

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La cooperación policial es una de las prioridades de la presidencia alemana.

El enfoque adoptado es novedoso. En primer lugar, parte de un tratado firmado por unos pocos socios -lo que confirmaría que el sistema de las vanguardias puede funcionar en la UE y tirar del resto-, al cual se suman los demás, en vez de interminables discusiones para llegar a un acuerdo a 27, necesariamente por unanimidad, dado que no ha entrado en vigor la Constitución europea, que introducía en este campo la mayoría cualificada. El acuerdo definitivo, el Tratado a 27, no está aún alcanzado, sin embargo. La gran duda final sigue siendo Londres, que quiere evitar que la Comisión Europea tenga un papel en este dominio reservado de los Estados. Y si el Reino Unido no entra, Irlanda no podrá hacerlo tampoco. Lo que demostraría que esta dimensión europea no se puede construir a golpe de unanimidades.

En segundo lugar, el Tratado se basa en la confianza mutua. Todos ponen sus bases de datos a disposición de los demás, según el principio de disponibilidad de datos adoptado ya en 2004, e impulsan la cooperación entre sus policías. Así se construye Europa y se logrará una red de información policial moderna. El acuerdo ha suscitado gran interés por parte de Estados Unidos, que de algún modo pretende y debe sumarse a esta cooperación policial. Es de esperar que lo haga sin los excesos de exigir

como pretende, tomar a la entrada del país las huellas dactilares de los 10 dedos de todo extranjero.

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